Una investigación de la UNNE analiza en las ciudades capitales del nordeste la problemática de la “segregación espacial” que se genera por el impacto de las diferencias sociales en la ocupación del territorio. En los últimos años se habría acentuado la fragmentación.
La segregación espacial hace referencia a la proximidad geográfica de personas que tienen características análogas, y en este caso, atiende a la concentración de grupos que tienen características socioeconómicas similares y que pueden reconocerse en el espacio urbano.
Así, la segregación implica la separación residencial de diferentes grupos de población, principalmente en base a niveles socio- económicos.
La problemática de la segregación ha sido motivo de estudios en investigaciones de años atrás en la UNNE, que corroboraron la existencia de una serie de factores de índole socio-económicos que acentúan la segregación espacial.
Pero tomando en cuenta el contexto de los últimos años, de implementación de fuertes medidas desde el Estado hacia las poblaciones más vulnerables así como otros fenómenos de alcance socio-económicos, investigadores de la UNNE pusieron en marcha un proyecto para actualizar el análisis del impacto de la segregación espacial en las ciudades capitales del nordeste argentino entre los años 2001 y 2010.
“El territorio es un área en constante reconfiguración, y esto puede incidir en los procesos de segregación que constituyen un fenómeno de las metrópolis a nivel mundial, nacional y que con fuerza se observa en esta región del país” explicó el profesor Aníbal Mignone, responsable de la temática de investigación y cuyos temas de análisis se encuentran insertos en dos proyectos, uno de ellos en el Instituto de Geografía de la Facultad de Humanidades, y el otro en el Centro de Geociencias Aplicadas de la UNNE siendo en este último director de proyecto junto al profesor Jorge Alberto.
Mignone señaló que en los últimos años se experimentó otro fenómeno que puede incidir en la segregación, que es el intenso crecimiento de urbanizaciones privadas en la zona periurbana, en las afuera de las ciudades, principalmente a través de barrios cerrados.
Ya no se registra sólo la configuración de centro y periferia, sino que la ciudad se extiende hacia lo periurbano, con una distribución regulada también por niveles de ingreso económicos y donde inciden, entre otros factores, las condiciones del medio físico, el mercado de suelo y las políticas gubernamentales.
“Por eso queremos ver cómo se desarrolla en la actualidad el fenómeno de la segregación espacial en las capitales de la región, que característica tiene y que variable la generan” indicó el investigador de la UNNE.
Insistió en que segregación espacial existe, lo que se busca ahora es dimensionar lo ocurrido en los últimos años, si es que se acentuó o atenuó la segregación, y que otros fenómenos se están produciendo relacionados con el territorio y la sociedad.
En la investigación se analizará en una primera etapa el aspecto cuantificable de esta segregación, para luego avanzar a lo cualitativo, es decir el “por qué” se genera la segregación y que aspectos la generan.
Se analizarán las características de la población y además se incorporará la temática de lo ambiental, ver qué elementos ambientales pueden estar incidiendo en el fenómeno de la segregación espacial.
Para abordar la realidad de la segregación espacial, existen diferentes índices que permiten medirla, y que serán aplicados en el estudio que se sustenta además en el uso de geoindicadores, que son herramientas para la evaluación de cambios rápidos en sistemas terrestres.
SITUACION DE LA REGION NEA.
Mignone explicó que en los últimos tiempos se acrecentaron los procesos de relocalización espacial urbana en barrios marginales, especialmente en Resistencia y Corrientes, y se suma el hecho de la localización fronteriza de Formosa y Posadas, las que presentan un importante movimiento de población dentro de la dinámica binacional generada en las áreas de frontera.
Con el correr de los años, esas diferencias se han ido acentuando, lo que generó una mayor fragmentación del espacio urbano en las cuatro capitales, intensificando los contrastes entre los distintos estratos económicos y entre los grupos localizados en áreas periféricas con respecto a las zonas centrales.
Al considerar la distribución de los hogares, se advierte que las mejores condiciones de las viviendas y la población analizadas, se localizan preferentemente en el micro y macro centro de las ciudades y en algunos barrios planificados de las cuatro capitales.
La tesis doctoral en Geografía realizada por el profesor Mignone, permitió observar que en la región NEA las ciudades con mayores carencias eran el Gran Resistencia y Formosa que presentaban las “peores periferias”, por ser ciudades dónde las políticas y las normas de urbanización no gozaron de gran calidad en la infraestructura espacial.
Es por ello que estas ciudades presentan las periferias con mayores carencias y las mismas rodean a todo el ejido urbano. El fenómeno decrece con la conformación de espacios intersticiales, los cuales tienen posibilidades de acceso a algunos servicios básicos, aunque en forma irregular y precaria.
Posadas y Corrientes, en cambio, presentaban mejores condiciones. Especialmente, la capital correntina era el aglomerado dónde en términos relativos la intensidad y la incidencia de la pobreza era menor.
En la región el aumento en el número de habitantes ha incidido en un acelerado crecimiento espacial de las ciudades capitales, que en su evolución han ido incorporando los municipios aledaños a su jurisdicción y, con la única excepción de Formosa, las restantes ciudades capitales están formadas por una conurbación de municipios que se anexaron a la capital por el rápido crecimiento del ejido urbano, especialmente desde 1960 para el caso de Resistencia, y desde 1970 para Corrientes y Posadas.
Este acelerado crecimiento fue acompañado de componentes negativos como la pobreza o el incremento de la segregación residencial.
“Consideramos necesario actualizar los datos de la segregación espacial pues observamos que existieron cambios en la ocupación territorial que habrían repercutido una reconfiguración al interior de las ciudades del NEA” finalizó Mignone.