Este viernes se cumplen 32 años de su aparición.
Una multitud, en su gran mayoría peregrinos provenientes de distintas provincias, concurría hoy desde las primeras horas a celebrar el 32 aniversario de la aparición de la Virgen del Rosario en la ciudad de San Nicolás, ubicada en el extremo norte bonaerense.
Hasta las 9 se habían congregado miles de personas y se estima que, por la tarde, llegarán varios más.
A la medianoche los fieles realizaron el saludo a la Virgen en el tradicional campito. Luego, se hicieron estallar bombas de estruendo, fuegos artificiales y el obispo de la ciudad, monseñor Héctor Cardelli, ofició la primera misa, momentos después de un intenso chaparrón.
La historia
La Virgen, según testimonios y de estudiosos del Vaticano, se habría manifestado por primera vez el 25 de setiembre de 1983, ante Gladys Quiroga de Motta, una humilde mujer, que en ese entonces tenía 48 años y que sigue viviendo a 50 metros del lugar del santuario.
"Haced valer mis derechos", le habría manifestado la Virgen a la mujer y a partir de ese momento, se produjeron numerosos mensajes y contactos. Hasta el momento, la postura de la Iglesia y del Obispado ha sido de gran cautela con relación al denominado "Milagro de San Nicolás", no obstante ha despertado una inmensa devoción que incluso es vista con agrado por el papa Francisco.
Según el testimonio de Gladys, la Virgen también le habría pedido que se construyera un templo con pilares de mármol rosado, indicaciones que tras anotarlas, se la entregó al cura párroco. Posteriormente, a los siete años de la primera aparición, la Virgen María le habría indicado a la mujer que buscara agua en su santuario y un rayo de luz iluminó la cripta del santuario. No obstante, geólogos de la provincia de Buenos Aires negaron que en ese lugar se encontrara un surgente natural. Al realizarse una perforación en la cripta apareció el surgente de agua y los fieles consideraron este hecho como milagroso.
La última aparición se habría producido en febrero de 1990, aunque, según la leyenda popular, las comunicaciones privadas entre la Virgen y la mujer continúan. El tradicional campito es el escenario que concitará la mayor confluencia de los miles de peregrinos procedentes de distintas provincias y de países limítrofes. Miles de ómnibus, combis y automóviles demuestran el grado de movilización de la devoción que provoca en los fieles el fenómeno de la fe. (La Nación).