Toda persona normal está consternada con miles de muertos, más de 60.000, por la pandemia en España, por limitarnos a nuestro país. Confiemos que por un mínimo de dignidad profesional de las autoridades sanitarias, por la obligación de informar de hechos graves y por respeto a las víctimas y a sus familias, acabemos sabiendo de modo creíble el número de fallecidos.
A la vez, estos días hemos conocido la cifra de abortos en España en este año: unos 95.000, es decir bastantes más que los fallecidos por la pandemia. Y a estos hay que sumar los de los años anteriores, en una cifra semejante e incluso superior. Redondeando, podemos decir que en 10 años han sido abortados un millón de niños. Y por ahora, no se ha encontrado la "vacuna" que evite esta masacre, por lo que de momento parece que seguirá siendo así en los próximos años.
La "vacuna" la constituyen leyes adecuadas que protejan la vida, leyes que ayuden a madres solteras, planes de estudio que formen en el sentido correcto de la sexualidad (unida al amor y al matrimonio), programas de TV que no inciten a una sexualidad irresponsable, como puro divertimento, etc. Ese conjunto de medidas contribuirá a valorar adecuadamente la dignidad de la persona humana y la importancia de la sexualidad bien vivida para la fidelidad y el verdadero amor. Al contrario, la sexualidad entendida como mero placer lleva inevitablemente a la infidelidad, a la falta de compromiso, a embarazos no deseados y al aborto. Si además la sexualidad se desliga del sexo biológico, el destrozo psicológico y moral de la persona es aún mayor.
Jesús D Mez Madrid