¿Porque somos más felices cuando damos que cuando recibimos?
¿Porque nos sentimos plenos, dichosos, realizados, sonriendo livianos con el corazón hinchado respirando más hondo, cuando hacemos algo que le hace bien a alguien, o cuando relazamos una obra o acción buena?
En cuestiones de la existencia todo posee fundamento y propósito, hemos sido creados a imagen de Dios, o sea procedemos de la Fuente Divina, de la Sabiduría Universal, habiendo quienes llaman al creador de diferentes modos.
Un árbol de naranja se infiere que de naranjas y, ¡Por los frutos se conoce el árbol! nuestra naturaleza es el amor, nuestras acciones o frutos corresponden reflejar amor.
Surge una pregunta interesante: Si la causa de existir es el amor, ¿cuáles son las consecuencias o el efecto de amar? dicho de otro modo ¿Cuáles son los frutos del amor? la respuesta es simple:
“Somos y reflejamos amor cuando vivimos con entusiasmo y alegría, cuando no perdemos la fe y confianza en nosotros o en la vida, cuando nos mostramos coherentes y confiables, cuando obramos con generosidad y altruismo, cuando somos sencillos, cuando nuestro proceder es equilibrado, humilde, honesto y ecuánime, cuando colaboramos y contribuimos al bien común, cuando practicamos la bondad y compasión, cuando ejercitamos la paciencia, cuando a pesar de las circunstancias habitamos con paz”
En este sentido es válido cuestionarse lo siguiente: Si nuestra naturaleza es el amor ¿porque hoy en día se advierte que en la mayoría de las sociedades gobierna el individualismo, el egoísmo, la competencia, la soberbia, la rivalidad, la injusticia, la mentira, la mezquindad, la avaricia, la intolerancia, la violencia, el desamor etc.? ¿Qué está pasando o que pasó?
¿Porque hoy día es fácil observar que existen infinidad de personas en que, más allá del supuesto confort, dinero, status, posición, poder o logros conseguidos se encuentran presas de angustia, estrés, ansiedad, depresión, tristeza, insatisfacción e infelicidad o lo que es peor en el sentido espiritual sienten un profundo vacío ¿Por qué?
Porque desde que el mundo es mundo, el ser humano ha sido herido en su esencia, “el amor” y esa herida al momento sangra y no ha sanado del todo.
Cuando alguien vive herido en el amor, naturalmente todo lo que piense, sienta o haga será desde esa herida, o sea que sus frutos estarán también enfermos.
Hace mucho tiempo me di cuenta de lo siguiente y eso me llevo a formarme como terapeuta para sumar con mi granito de arena y colaborar con este escenario; que “SI QUEREMOS UN MUNDO MEJOR” no lo conseguiremos mirando para afuera, llevando el dedo apuntador señalando y culpando a otros.
El cambio comienza por casa, por uno mismo; el camino es el “auto-conocimiento” identificando de dónde venimos, donde estamos, hacia dónde queremos ir, con qué recursos contamos para ello, conseguir ser protagonistas de lo que se espera que otros se ocupen.
Este camino introduce en un maravilloso proceso de desarrollo y reconstrucción personal. Permite escudriñar para sanar la dolorosa herida del desamor con sus variadas distorsiones supurantes que impiden ver lo luminoso y virtuoso que habita en cada uno.
En el transcurso llega un punto en que se consigue y uno queda habilitado para que despleguemos nuestras amplias alas y esparcir todo esplendor y grandeza interior, logrando que al amor ofrezca su luz que da vida, anima y alumbra.
Reforzando este concepto, desplegar las alas se entiende a la capacidad y actitud de dispersar, de expandir, de propagar “frutos o virtudes del amor” lo que nos asemeja a nuestro creador -siendo su imagen y semejanza- como vimos anteriormente, punto que nos ubica en un lugar muy distinto al de hoy.
Importante es recordar que estas virtudes antes mencionadas son parte de nuestra naturaleza humana, al poner en práctica las mismas nos vamos liberando de condicionamientos limitantes o distorsionadores recibidos a lo largo y ancho del tiempo transcurrido; reforzando la facultad para tomar decisiones acertadas con plena libertad, asunto que nos convierte en seres responsables, dando de este modo respuestas comprometidas, habilidosas y, lo que, es más: “amorosas”.
Tomar conciencia de esta realidad nos permite caminar por la vida con menos sufrimiento y movernos abrazados con sentimientos saludables y amigables que contribuyen al cambio que todos o la mayoría queremos ver en el mundo.
Te mando un beso inmenso TG.
IG Tona Galvaliz. FB/LinkedIn. María Antonia Galvaliz. Counselor-Logoterapia-Biodecodificación- Coaching Ontológico y Sistémico- Speaker- PNL- Coaching WingWave- Escritora Columnista- Desarrollo Humano personal y organizacional.