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America es John Wayne

Me temo que para entender Estados Unidos y sus comportamientos políticos, económicos, sociales y culturales hay que haber vivido allí. Y no en Nueva York, o en Chicago, o en Los Ángeles, sino en el Medio Oeste. Ese ha sido mi caso. He vivido muchos años en Estados Unidos. En el 2016 publiqué un libro titulado «América» en el que predije la victoria de Trump. La concepción de la política allí no tiene nada que ver a como la pensamos en España. No hay equivalencias. Si intentas entender USA desde la política española no entenderás absolutamente nada, más allá de que Trump es Hitler y Kamala Eisenhower. Pero esa no es la percepción que los americanos tienen de sus políticos. Ellos piensan que sus políticos están allí para ayudarles a ganar dinero, a ser posible mucho dinero y a convertir Estados Unidos en el dueño del planeta tierra. No son hipócritas, como lo somos nosotros. Tendrán otros defectos, pero no el de la hipocresía española.Para entender la victoria de Trump hay que pensar en los rascacielos, en las praderas, en los aeropuertos gigantescos, en las universidades más prestigiosas del mundo, en el Ford Mustang de 400 caballos,en los tornillos americanos, que son dos veces del tamaño de un europeo, hay que pensar en las sirenas, en los bomberos, en la conquista del Oeste, en Gary Cooper en «Solo ante el peligro», hay que entender el espectáculo. Yo sabía que iba a ganar Trump porque conozco ese pueblo como si lo hubiera parido. Cuanto más acorralaba la justicia a Trump, cuanto más lo denigraban los intelectuales, más le quería la gente. Las tácticas demócratas contra Trump han fracasado porque no entienden su propio país. A Trump no se le puede vencer convirtiéndolo en un demonio. Cuanto más demonio, más votos. A Trump solo se le vence con sus propias armas: el espectáculo interminable. A ver si nos metemos esto en la cabeza: Estados Unidos no es un país, como España, o como Italia, o como Francia. Estados Unidos es un imperio, es un Estado poderosísimo. Es un imperio al que le importa un comino los complejos ideológicos europeos. Evidentemente que la política internacional se va a convertir en un infierno. Para Trump la Unión Europea es una especie de asilo de lujo de ancianos que solo quieren no pagar por su seguridad y vivir a todo tren.Noticia Relacionada estandar Si Una deuda pública de más de 34 billones le complicará la agenda a Trump DAVID ALANDETE | Corresponsal en Washington Vuelvo a lo mismo. Si no has vivido allí, es imposible entenderlo. Recuerdo que en Nueva York, en octubre del 16, estuve hablando con un homeless que no tenía ni un dólar en el bolsillo. Vivía en una esquina de la Quinta Avenida, rodeado de millonarios. Pues bien, este hombre estaba convencido de que la culpa de todos sus males eran los chinos y que solo había un hombre capaz de luchar contra los chinos en el mundo y ese era Donald Trump. Un vagabundo entregado a Trump, eso fue lo que vi. Y lo entendí. Entendí la desesperación de la gente común ante la racionalidad y la élite. ¿Se han vuelto locos los americanos? No, han votado lo que les ha dado la gana sin tener en cuenta a los medios de comunicación. Trump les daba algo fundamental (lo he contado en mi libro «América»), les daba una enorme exhibición pública de la gran suerte de ser americano, y no ser chino, francés, latino, ruso, polaco, o africano, o asiático. Les dijo que ser americano es una fiesta infinita. Y les dará espectáculo durante cuatro años. Y algo muy importante: Trump le dice a los americanos que el mundo se llama Estados Unidos. Y el mundo le da la razón. Cuánto más se rasgaban las vestiduras los medios de comunicación europeos más gente se animaba a votar a Trump. Hay algo muy arraigado en Estados Unidos: hacer lo que me dé la real gana sin complejo intelectual o político alguno. Yo rezaba a San Bob Dylan y a San Bruce Springsteen todas las noches, desde hace un mes, para que ganara Kamala. Pero sabía en mi interior que iba a ser imposible. Es como la escena de \'El Padrino\'en la que un director de cine se encuentra la cabeza ensangrentada de su amado caballo en su propia cama con sábanas de seda. Esa escena de \'El Padrino\' explica la victoria de Trump.Yo he vivido muchos años allí y amo ese país . Lo amo profundamente. La gente no es como Trump. La gente vota a Trump pero no son como él. Cuánto más les decíamos, desde la Europa civilizada y desde las elites intelectuales estadounidenses, que el trumpismo era el horror, más se animaba la gente a votarle. No hemos sabido combatirle con las armas necesarias. Si a mí me hubieran nombrado asesor de Kamala le habría hecho ganar las elecciones. La emocionalidad del pueblo americano es la emocionalidad de un rascacielos, de un Colt 45, de un John Wayne que sonríe en «El hombre que mató a Liberty Valance», de un Elvis Presley meneando las caderas. Hoy estoy triste por la muerte de la inteligencia en el mundo. Pero yo sabía que iba a pasar. Porque a los americanos no les gusta que les digan lo que tienen que votar. Allí ha estado el error. No les gusta que les digan que no pueden votar al Diablo. Si quieres que no voten al Diablo, no les hables del Diablo. Sedúcelos con los ángeles del cielo, pero no les digas que está prohibido votar al Diablo porque es justamente lo que harán . Porque el Diablo les hace gracia, les divierte, y los ángeles del cielo son aburridos y no seducen nada. La tarea de Kamala tenía que haber sido seducir a los americanos con los ángeles de Charlie y no la demonización de Trump. Cuanto más lo demonizaron, más divertido le pareció al pueblo americano votar a Trump. Era como votar a John Wayne.SOBRE EL AUTOR Maneul Vilas Autor de \'América\', ed. Destino, 2024, edición ampliada, recién aparecido en librerías.

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