Desde las presidenciales de noviembre en EE.UU., la derecha y la extrema derecha de Europa se creen no solo invencibles sino también inevitables. Ven en Trump un preludio triunfal de la reconquista del Viejo Continente con la ayuda de Elon Musk. Sin embargo, cuando aún no se ha apagado la efervescencia de los patriotas por Putin congregados en Madrid, las contradicciones empiezan a imponerse antes de que vuelva a reír la primavera y en Bruselas empiece a amanecer. En la segunda parte de Trump, \'America First\' realmente significa Europa última. Como decía un genio del \'Financial Times\', el nacionalismo en Europa está ligado al paternalismo en un grado inimaginable en la experiencia americana. Y, en consecuencia, el nacional-populismo de EE.UU. es incompatible con el nacional-populismo de Europa, por muchas caritas de arrobamiento que ponga Meloni. Desde que Trump tomó posesión hace tres semanas de su cargo, aparcando el autobús de Hazte Oír en la rotonda del Capitolio, el impredecible presidente ha demostrado que puede ser tanto un aliado como un adversario para la derecha radical europea.Sin salirnos de lo que debería importar a nuestra querida España, la Administración Trump con el sectarismo lingüístico propio de separatistas catalanes ha desterrado el español de la web de la Casa Blanca. Dentro de la cacería abierta contra inmigrantes irregulares, en su gran mayoría hispanos, va a eliminar las protecciones temporales para 300.000 venezolanos refugiados en EE.UU. de la brutal y copiada dictadura bolivariana. Ha crujido al sector siderúrgico de España con un arancel general del 25% sobre las importaciones de acero y aluminio. Y para rematar, ha confirmado un arancel del 28,55% sobre las torres eólicas fabricadas en… España.Entre tanto tradicionalismo, nacionalismo, panhispanismo, retórica populista y guiño-guiño autoritario, qué cara van a poner estos supuestos defensores del pueblo más bueno que es el campo cuando su aliado natural Trump imponga aranceles a los productos agrícolas españoles y exija a Europa la importación de vacuno tratado con hormonas y pollos lavados con cloro.