Asistimos a un inicio de otoño que nos encuentra exactamente en el mismo lugar donde estuvimos hace un año. La pandemia de Coronavirus pareciera seguir inmutable ante la comunidad global, a pesar incluso de las campañas de vacunación. Los principales países de Europa, Francia, por citar uno de ellos: anunció que cerrará todas sus actividades por un mes ante la escalada de contagios y colapso de su sistema sanitario.
Las comparaciones que son odiosas se vuelven en este caso alarmantes. Si esos países más desarrollados están en aprietos sanitaros qué nos depararán los meses de otoño – invierno que se aproximan a nuestra región.
Corrientes sigue estando última en los registros de vacunación contra el Coronavirus. Además, no hay indicios del por qué ocurre esa lentitud en la inmunización a la ciudadanía correntina. Situación que está marcada por el escándalo del pasado 8 de marzo cuando el ministro de Salud Pública provincial fue descubierto llevando vacunas en un vehículo particular.
Pero no se trata solamente de ese episodio bochornoso, se trata de cómo se gestiona en la provincia y desde hace muchos años, la cosa pública. En este caso algo altamente sensible a la ciudadanía como ser la administración del sistema sanitario provincial. En un contexto pandémico que está lejos de apagarse. La provisión de vacunas contra el covid-19 también es lenta y en algunas localidades del interior provincial llega a cuenta gotas.
Según lo expresado por el Gobierno provincial ya no hay dosis en stock. Sin embargo, el Monitor Vacunatorio Nacional exhibe otra cosa. Hay más de 30 mil dosis disponibles según ese registro de acceso público.
Como ciudadanos estamos inmersos así, en una encrucijada a la espera de explicaciones válidas y claras ya que seguiremos por bastante tiempo en contexto pandémico.
Si la información oficial no es clara ni bien difundida la población toma un estado caótico y hasta a veces anárquico. Lo vemos con las medidas básicas de seguridad sanitaria como ser el uso de barbijos, distanciamiento social, evitar aglomeraciones, uso de alcohol en gel; la comunidad cada vez utiliza menos esas medidas.
Entonces son dos cuestiones unidas: la falta de claridad por parte del Gobierno provincial en gestionar sanitariamente la pandemia y una falta de compromiso ciudadano en mitigar el impacto de la pandemia.
Lo observamos en estos últimos días en municipios del interior. Esquina es un claro ejemplo con más de 300 contagios y miles de testeos diarios, el abuso por parte de la comunidad en la apertura de actividades sociales, comerciales, deportivas y religiosas conduce a ese estado caótico de la situación sanitaria.
Debemos apelar a nuestra sensibilidad como ciudadanos ante lo que estamos por iniciar nuevamente. Meses de incertidumbre ante posibles nuevas olas de contagios con nuevas cepas del virus. Y exigir con intensidad la transparencia a nuestros funcionarios, es su obligación y a la hora de elegir nuevos administradores poner en la balanza no solamente la astucia o picardía para ganar elecciones. Debe sobresalir la honestidad y humildad de admitir cuando se equivocan y dar un paso al costado.