El arzobispo presidió ayer una misa por la mañana, que colmó la basílica de fieles, comunidades e institutos religiosos. Se anunció la Segunda Asamblea Diocesana, que comenzará en abril.



Andrés Stanovnik dio inicio ayer al año pastoral arquidiocesano en la basílica de Itatí. Con una misa que reunió a varias comunidades y gran cantidad de fieles que colmaron el templo, el arzobispo de Corrientes enfatizó en la importancia de la oración.



Bajo el lema "Iglesia orante, escucha, discierne y misiona", en el segundo domingo de Cuaresma, se llevó adelante la jornada de apertura del año religioso.



La primera actividad fue a las 9.30. Como estaba previsto, fueron llegando las delegaciones y grupos parroquiales, quienes recibieron la bienvenida y luego se compartió el rezo del santo rosario meditado.



Durante la oración, Stanovnik llegó al santuario y rezó junto al pueblo congregado. Luego comenzó la misa, que fue presidida por él y concelebrada por el obispo auxiliar, José Adolfo Larregain; el vicario para la pastoral de la arquidiócesis, José Billordo; el padre Porfirio Ramírez, rector del santuario, y los sacerdotes diocesanos que acompañaron a miembros de su parroquias y colegios.



Algunas de las comunidades que dijeron presentes fueron la Sociedad de Peregrinos Virgen del Rosario, el Instituto San Miguel Arcángel, el Instituto Privado San Benito y la Escuela Profesional Nuestra Señora de Itatí de Laguna Brava.



Además, en la celebración, se anunció la preparación de la Segunda Asamblea Diocesana, etapa del discernimiento, que comenzará en abril y finalizará en octubre.



Este año comenzará el año vocacional en junio, que durará hasta el mismo mes de 2025.

Arzobispo

Durante su homilía, Stanovnik enfatizó en "redescubrir el gran valor y la necesidad de la oración". En ese sentido, haciendo referencia al lema, expresó: "Vayamos entonces como pueblo de Dios, dispuestos a escuchar su palabra, que siempre ilumina nuestro camino".



"En este contexto eclesial, declaramos en nuestra arquidiócesis al año 24 como un año vocacional, cuya finalidad es doble: por un lado, ayudarnos a tomar conciencia de la dignidad que tenemos como hijos de Dios, y por el otro, preguntarnos cuál es el servicio al que Jesús nos llama a prestar en la comunidad", dijo.



Por último, reflexionó: "Los creyentes que se dejan, que nos dejamos, transformar por el amor, por ese amor, transitamos serenos y confiados en medio de las dificultades y contratiempos con los que nos encontramos a diario".



"Ellos, nosotros, pacientes y fieles caminando en presencia del Señor, somos depositarios de aquella promesa que nos asegura toda clase de favores que nos vienen de nuestra fidelidad a Jesús", finalizó.