Opinión del Lector

Apiladas Deportivas: algo huele mal en Dinamarca

Luego de un parate obligado, volvieron las Apiladas Deportivas de Abrí la Cancha. Este encuentro semanal del programa con ustedes, lectores y oyentes. En su inmortal Hamlet, William Shakespeare popularizó aquello de «algo huele mal en Dinamarca«. Nosotros podríamos parangonar: algo huele mal en el fútbol argentino y agregar: el tufo horrible se está cocinando con un tema sensible como son los arbitrajes y el VAR.



No hay paz. Todas las semanas un arbitraje está en el centro de la polémica. Y lo peor: un VAR cada vez más desprestigiado. Podemos discutir el uso de la tecnología, pero hay una realidad fáctica: en todos lados, el VAR ayudó a los centrales. En Argentina, el VAR se transformó en una herramienta de disciplinamiento. Como si no le interesara a la conducción de AFA el prestigio del fútbol argentino. Todo parece válido.

Los casos son variados. Hace semanas, en el partido Racing-Huracán, a través del VAR se anuló un gol al equipo visitante por mano de Gabriel Gudiño en un claro error: la supuesta infracción fue parte de una jugada que no correspondía a la que terminó en gol de Huracán. ¿Por qué? Porque dos jugadores de la Academia habían tomado contacto con el balón. Una decisión incomprensible. La deliberación duró largos 7 minutos. Finalmente, Racing terminó ganando 2 a 1.

El último fin de semana, el VAR fue protagonista central de dos partidos calientes en la lucha por mantener la categoría. En Barracas-Platense, el VAR no sancionó un penal clarísimo penal a favor del equipo visitante en el último minuto de juego. El lunes, en Victoria, el escándalo. Una mano grosera en el área de Tigre le impidió a Sarmiento tener un penal que pudo empatar el partido. En ambos casos, el árbitro principal no recurrió a la cabina VAR.

Siete minutos en Avellaneda, ninguno para Platense y Sarmiento. La situación se empioja porque existe una mordaza que nadie quiere aceptar públicamente. La sensación dentro del fútbol es clara: el que se queja, pierde. Si no, pregunten por Tucumán.

El partido Atlético-San Lorenzo bordeó límites que nuestro fútbol no transita, por suerte, desde hace muchos años. El árbitro mendocino Fernando Espinoza dirigió al borde del ataque de nervios. Al minuto expulsó al entrenador Lucas Pusineri. Instantes después expulsó a Maestro Puch por instancias del VAR. En un clima de extrema tensión, el árbitro empujó al capitán Guillermo Acosta, que terminó expulsado por Espinoza. El escándalo continuó, porque el automóvil del árbitro fue objeto de una agresión. El público decano tenía atragantado a Espinosa desde aquel partido Boca-Atlético de 2022, cuando el Decano llegó líder e invicto a la Bombonera. Atlético perdió con un arbitraje polémico y el referee se fue del estadio entre risas y chistes.

Pero lo importante es el capítulo posterior. El Club Atlético Tucumán exigió en un comunicado que Fernando Espinoza no dirija más al equipo. Tampoco ningún partido en el cual estén implicados clubes que luchan por mantener la categoría, y algo más: una pericia psicológica para el árbitro. La respuesta fue un Exocet. Pablo Toviggino, tesorero de AFA, mano derecha de Claudio Tapia y titular del Consejo Federal, le respondió a Atlético Tucumán con un tweet polémico:

Pablo Toviggino es uno de los personajes centrales del fútbol argentino con una enorme virtud: es invisible. Ningún hincha lo identificaría caminando por la calle. Sin venir del palo del fútbol, desde que llegó al mismo de la mano de la célebre – y penosa – Comisión Normalizadora de Mauricio Macri, el santiagueño supo construir y amasar un inmenso poder. Y el poder de ejerce. En algún momento, Toviggino eligió a Mario Leito – diputado FDT y presidente de Atlético – para disputar poder dentro de la Liga Profesional. Pero Leito y Toviggino también rinden cuentas, en este caso a los poderes provinciales: Juan Manzur y Gerardo Zamora. Cuando la situación política nacional fue tirante entre gobernadores, la alianza entre dirigentes deportivos desapareció.

Amén de la situación personal antes narrada, el tweet de Toviggino debiera ser un llamado de atención. En los últimos años, sobre todo en el Consejo Federal, se vivieron demasiadas situaciones controversiales, inadmisibles en un fútbol campeón del mundo. ¿O no recordamos el escándalo Alvarado-San Jorge o el ascenso de Estudiantes de Río Cuarto? ¿Nos olvidamos de los ascensos de Riestra y Barracas? El fútbol profesional está plagado de intereses políticos y económicos. Desde siempre. Pero si no existe una idea general de justicia deportiva, tarde o temprano, todo se va al tacho.

Y no importa la Scaloneta o la alianza estratégica con Lionel Messi…

Pero acá subyace otro tema más. El campeonato de Primera División camina hacia un torneo de 22 o 24 equipos. En un futuro próximo habrá cuatro descensos. En esta temporada 2023 hay tres descensos. Dos por promedios y uno por tabla general. En las últimas dos temporadas, los cuatro equipos que ascendieron no luchan por mantener la categoría (Tigre, Barracas, Belgrano, Instituto). La lucha franca está en una docena de equipos de distintos tamaños. Algunos, con peso histórico. Otros, con peso político o en el mundo de los negocios. Créanme que en la semana se juega tanto o más que los fines de semana.

Mientras tanto, la conducción del fútbol argentino ha decidido sacrificar la herramienta del VAR – desprestigiada sin remedio – en pos del disciplinamiento de nuestros clubes.

A todo esto, una pregunta: ¿Hasta cuando los hinchas van a tolerar estos arbitrajes y atropellos? ¿No estarán tensando demasiado la cuerda?

ALGO HUELE MAL EN AVELLANEDA

Como si no tuviéramos ya muchos problemas con el arbitraje, el martes una noticia conmocionó al fútbol: Fabián Domán renunció a la presidencia del Club Atlético Independiente. A seis meses de asumir la presidencia del club, la interna amarilla quedó al desnudo.

En un extenso comunicado, Doman acusó de no recibir el apoyo económico prometido para llevar adelante las transformaciones necesarias. Con su salida, Néstor Grindetti, vicepresidente del club, intendente de Lanús y ladero de Patricia Bullrich, debió asumir la presidencia de Independiente. Para el hombre, enfrascado en la interna de JXC con la idea de la gobernación provincial, llegar a la presidencia de un club gigante con serios compromisos económicos y deportivos, no es lo mejor en un año electoral.

Un detalle: en su nota de despedida, Fabián Doman agradeció a Cristian Ritondo; el otro pre-candidato a la gobernación provincial por el espacio JXC.

Grindetti pidió licencia en la intendencia de Lanús y asumió la presidencia del club. En 48 horas, Independiente fue un paso de vodevil. Por un lado, el oriental Pablo Repetto no quiso hacerse cargo del equipo profesional. El plantel fue ofrecido al Ruso Zielinski, quién dirigirá al equipo en el Clásico de Avellaneda con sólo dos prácticas. Pero no solo eso. Al frente deportivo se le suma, como una tormenta que ya está sobre las cabezas de todos, la situación económico-financiera del club. Independiente está al borde de la quiebra.

Los dirigentes que llegaban al club por amor a los colores consiguieron su principal objetivo político: derrotar al sindicalista Hugo Moyano. No era complicado, sobre todo por los errores de la gestión Moyano 2018-21. Pero en seis meses de conducción, esta CD no pudo resolver ninguno de los grandes problemas que tenía el club por delante. Ni económicos ni deportivos.

Más allá de lo que sucede en el verde césped, una situación puede marcar el futuro del club y es la situación de Gonzalo Verón. El futbolista está en un juicio laboral con el Rojo, por el cual la Justicia falló que deben pagarle dos mil trescientos millones de pesos al futbolista. Este miércoles desde el club presentaron un Recurso Extraordinario, por lo que el Tribunal de Trabajo Número 2 de Avellaneda, presidido por la doctora Adriana Terlizzi, deberá definir entre este viernes y la semana que viene si queda sentencia firme o elevan la causa a la Corte Suprema de la Provincia de Buenos Aires.

¿El Caso Verón puede ser fundamental en el futuro de Independiente? Para prestar atención. En caso que la sentencia en primera instancia quede firme, eso podría significar la quiebra económica del club. A partir de la Le 25.284 – que salvó a Racing en 2000 bajo el rótulo de Ley de Entidades Deportivas con Dificultades Económicas – Independiente no quebraría sino que sería intervenido por la Justicia.

De paso, cañazo. El jueves pasado apareció un violento pasacalle enfrente de la casa de Gonzalo Verón. Con la firma de «el socio», el mismo decía: «Si te metés con Independiente, nosotros nos metemos con tu familia». Mientras tanto, Néstor Grindetti declaró en modo campaña: «Si me cruzo con Verón le diría que se equivoca y tenga cuidado: encontró a una Comisión Directiva que defiende al club». El ala dura de JxC en acción.

Mientras tanto, algunos nos preguntamos si el Caso Independiente no será testigo en el debate y discusión por la apertura de las Sociedades Anónimas en el fútbol argentino.

Autor: Carlos Aira|

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