¿Cuáles son las perspectivas y desafíos para el próximo año? ¿Cómo puede incidir el éxito del blanqueo de capitales y la actual estabilidad financiera en la posibilidad de que haya más crédito para empresas y pymes?
Argentina cierra 2024 con varios cambios a nivel económico, como era de esperarse con la llegada de un nuevo Gobierno. ¿Pero cuáles son las perspectivas y desafíos para el próximo año? ¿Cómo puede incidir el éxito del blanqueo de capitales y la actual estabilidad financiera en la posibilidad de que haya más crédito para empresas y pymes?
Por empezar, es importante precisar que el blanqueo ha inyectado más dólares a muchas pequeñas y medianas empresas a través de instrumentos financieros que hacían que los fondos ingresaran a costo cero.
El dólar se apreció del martes al jueves pasado un 1,5% contra las principales monedas del mundo, acumulando un 5% desde el triunfo de Trump a principios de noviembre.
En ese marco, los dólares frescos han ingresado al mercado con fines de poder financiar a las propias pymes por parte de sus accionistas.
Por otra parte, en mayor o menor medida, las firmas ya comienzan a pensar en la toma de créditos para inversión productiva en el 2025.
En ese contexto, mencionamos como datos de la economía real que el financiamiento al sector privado viene creciendo significantemente, y alcanza alrededor del 6% del Producto Bruto Interno (PBI).
Si bien esta proporción es muy baja en términos regionales (Brasil y Chile lideran con porcentajes superiores al 70% de sus PBI respectivos), la tendencia actual de crecimiento es muy positiva.
Tanto el blanqueo como la baja gradual de la inflación le están dando un impulso adicional a este proceso de monetización y expansión consecuente del crédito.
En la medida en que bajen las expectativas inflacionarias, también se reducirá la suba de las tasas de interés nominales. Este proceso deberá generar una disminución del costo de los préstamos al sector privado, en la medida en que la estabilización de las cuentas fiscales reduzca la presión sobre el mercado de financiamiento. Todo esto permitirá la consecuente expansión de la llegada de recursos al sector privado.
Además, luego de que el país entrara en recesión en 2023 con 2 trimestres consecutivos de caída del PBI, dicho proceso contractivo tocó su piso entre abril y junio de este año.
De hecho, la economía se encuentra hoy creciendo, aunque muestra diferencias apreciables por sectores, con una sustancial mejora interanual del agro que el año pasado sufrió una histórica sequía.
En este contexto, se espera que finalice este año con una reducción interanual del 2% o 3% del PBI, en tanto se estima que en 2025 se verifique un crecimiento del orden del 5%, que alcanzará a buena parte de los diferentes sectores productivos que hoy se encuentran más rezagados.
Desafíos de un año electoral
Desde el punto de vista del sector público, el año próximo es exigente en materia de obligaciones, que superan los US$20.000 millones incluyendo los compromisos provinciales.
El Gobierno, no obstante, confía en cancelar o refinanciar dichas deudas, de las cuales alrededor de la mitad son títulos públicos nacionales.
La baja gradual del riesgo país y la posibilidad de un nuevo acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI), incrementan las chances de una gestión exitosa. Asimismo, en el 2025 se celebrarán las elecciones legislativas, y su marcha va a estar condicionada por las chances de una victoria del oficialismo, la cual generaría una buena perspectiva para los mercados.
Asumiendo un triunfo razonable, debiera consolidarse el programa económico del Gobierno: equilibrio fiscal, baja de la inflación y desregulación.
La evolución de este programa durante el primer semestre de 2025 es clave, en particular en materia de aumento del consumo y la inversión (RIGI y privatizaciones). El levantamiento del cepo cambiario también podría tener un impacto favorable en igual período.
Es importante no perder de vista cuales serán, bajo este escenario descripto, las variables a monitorear por las empresas.
Además de controlar sus costos en esta etapa de mayor estabilidad de precios, las empresas deberán estar atentas a los negocios que se les abren por la progresiva desregulación de la economía y el acceso al préstamo bancario y del mercado de capitales.
Asimismo, en 2025 se celebrarán las elecciones legislativas y la marcha de la economía va a estar condicionada por las chances de una victoria del oficialismo (más aun si continúan operativas las PASO).
Por Silvia Andrea Tedin (Socia Tax & Legal) y Ricardo Proganó (Director Finanzas Corporativas) de SMS Buenos Aires