Es la hora de festejar, con más ganas que nunca, en la cancha, sí, en la tribuna, también, pero en las casas argentinas, y en las calles, y en las casas argentinas de todo el mundo. Es la hora de abrazarnos todos, de cantar “Muchachos” todos juntos, de enseñársela al que todavía no se la haya aprendido.
Hoy es el Día Nacional de Qatar, no crea que llevan años celebrando el día en que un Al Thani sucedió a otro, recién en 2007 se eligió esta fecha que será recordada para siempre como la de la Final del Mundial de 2022. Los aviones sobrevuelan el cielo qatarí como homenaje a este momento histórico.
En la playa de Katara solo quedan dos dhows. Cuando se inició el Mundial, se botaron 32 dhows, la típica embarcación qatarí, con las banderas de cada uno de los países participantes. A medida que los equipos iban quedando eliminados y se escuchaba el “Uruguay, this way” por las calles de Doha, se quitaban las banderas de los barcos que seguían a la deriva. Solo quedan dos banderas, la de la Argentina y la de Francia.
La Final se juega en el Icónico Estadio de Lusail, el estadio más grande de Qatar con capacidad para 88.966 personas, que se llenará con miles de argentinos, no hay duda de que seremos locales. El grito de “Muchachos” ya se siente en el metro, de dónde se sale con esfuerzo, y en el estadio, donde los primeros que pisan el césped son Paredes, De Paul, y el Papu Gómez, que quieren verlo todo, sentir la Final.
Scaloni vuelve a cambiar el equipo, lo pone a Ángel Di María en lugar de Paredes, en un planteo mucho más ofensivo de lo esperado. La amistad por delante, si el Alfil está bien, tiene que jugar. Tagliafico le ha ganado el puesto al Toro Acuña con sus anticipos a los croatas. Deschamps sale con su once de gala, ni covid, ni virus del camello, ni nada de nada.
Iker Casillas trae la Copa y la coloca delante de los jugadores que saldrán a la cancha. Saben que tienen que pasar por al lado, pero que no tienen que tocarla, la pueden mirar, pero de reojo, hay que ganársela en la cancha. Messi y Lloris se saludan y saludan al polaco Marciniak. Está todo listo, empieza la Final del Mundo.
Messi empieza muy bien, la abre con su calidad habitual para Di María, y el centro le queda a De Paul que la pica para Julián en offside. Argentina propone con Di María y un taco de Julián para Mac Allister es el primer remate al arco del partido. Gran comienzo de Argentina que tiene que enfriar el veterano Lloris. Cuando Francia intenta algo con Mbappé la tribuna se levanta celebrando que también sabemos defender.
Aparece la garra de De Paul para robar y encontrarse con Messi, para vos, para mí, y la pelota se la dan a Di María que con la derecha le pega tan mal como bien está jugando con la izquierda. Julián abre rápido para el Alfil, y allí está Di María, en la izquierda, encarando a Dembelé, y claro, Dembelé no sabe marcar, y lo toca de atrás, y es penal, y acierta Scaloni. Otra vez Lionel Messi. Otra vez el punto penal. Esta vez va fuerte a la izquierda de Lloris, para ser el goleador del campeonato, para ser el mejor jugador del mundo. 1 a 0. Merecidísimo, señores.
Messi está como Diego en el ’86, lo hace todo bien, cada pelota que toca es mágica. Ahora recibe de espaldas y como Diego a Burruchaga contra Alemania, lo habilita de manera genial a Julián, que lo hace correr a Alexis Mac Allister, y Mac Allister busca un amigo para jugar, y lo deja solo a Di María, mano a mano con Lloris. Ángel Di María ya no es el mismo desde el Maracaná, las que antes erraba ahora las mete, define cruzado, perfecto, ante la salida de Lloris. 2 a 0. Un monólogo.
¿Qué está pasando? ¿Es un sueño? Esto no es normal, hay un solo equipo en la cancha. El Cuti Romero está jugando el mejor partido de su vida, y eso es mucho decir. Di María le mete un caño a Koundé y Deschamps cambia a los delanteros para intentar despertar a su equipo. Ya no sabemos si disfrutamos más cuando la tiene Argentina o los pequeños ratitos en que la tiene Francia, porque entonces corren todos para Messi, presionan uno, dos, tres, cuatro argentinos. No hubiéramos querido que se acabara nunca este primer tiempo.
El segundo tiempo empieza igual, el Cuti Romero corta, Di María desborda, De Paul volea a las manos de Lloris. Ahora Di María se aprovecha del enésimo anticipo de Tagliafico y habilita a Julián, que sin ángulo y de zurda, es capaz de obligar a Lloris a sacar una buena mano abajo. Cuando se va reemplazado Ángel Di María nos rompemos a aplaudir, ha jugado un partido maravilloso. Alexis hace de Messi, Messi también, y se la dan a Enzo que tira a las manos de la figura de Hugo Lloris.
De repente, un pelotazo, se equivoca Otamendi, se le escapa Kolo Muani, lo corre de atrás y terminan cobrándole un penal por apenas tocarlo. Kylian Mbappé es infalible y derrota al Dibu. 2 a 1. Al minuto siguiente, Coman se la roba a Messi y se la da a Rabiot que centra para Mbappé, Kylian se la baja de cabeza a Thuram y hace un movimiento mágico para desmarcarse del descolocado Nahuel Molina. Cuando Thuram se la devuelve está solo, y Kylian Mbappé la agarra de volea antes de que toque el piso para hacer el mejor gol del Mundial, un gol de época. 2 a 2. No puede ser, no es justo.
El final es un sufrimiento, Scaloni no hace cambios, Mbappé se nos viene con todo, parece que no llegamos vivos al suplementario. Cuando se la roban al agotado De Paul y encara Kylian temblamos. Llega hasta Camavinga y el Dibu se tiene que tirar abajo, para que lo abracemos todos. Se vienen de nuevo, temblamos de nuevo, estamos pidiendo la hora. Sin embargo, conseguimos llevársela a Messi y lo hace volar a Lloris, y se termina el partido con una contra del incansable Julián Álvarez. Argentina 2, Francia 2. Nos vamos a la prórroga, lo habíamos ganado, casi lo perdemos. Parece a propósito, para darle más épica, para que no te olvides de lo que sufriste.
En el primer tiempo del suplementario no pasa nada hasta que Scaloni hace los cambios que tendría que haber hecho hacía más de media hora, entonces Messi gambetea y lo deja solo a Lautaro que tarda mucho para definir, y lo vuelven a dejar solo, esta vez para la zurda, y nada. Lautaro Martínez sigue negado con el gol.
Montiel ha rejuvenecido la banda derecha, y Messi vuelve a probar a Lloris abajo. Entonces sí, Messi la pone abajo y toca para Enzo Fernández, que toca de primera para dejarlo solo a Lautaro. Lautaro le da con el alma, no entra, no quiere entrarle, la atajada de Lloris es maravillosa, pero viene llegando Lionel Andrés Messi para empujarla con la derecha, llega Leo para que se venga abajo la tribuna argentina. 3 a 2.
Konaté hace valer su físico y consigue un córner, el despeje lo agarra Mbappé y su derechazo da en la mano de Montiel y el polaco nos cobra otro penalito en contra. Lo tira Kylian Mbappé, imposible para el Dibu, y es otra vez el goleador del campeonato, y otra vez nos empatan, esto es una locura. 3 a 3.
Un centro de Mbappé casi lo cabecea Muani y casi se le mete al Dibu. Pero cuando Kolo Muani se queda solo, solo frente al Dibu, se nos hiela la sangre. Entonces aparece el Dibu Martínez para hacerse enorme y sacarla con el pie. Ni tiempo hay para abrazarlo porque responde Montiel corriendo y centrando para Lautaro que cabecea afuera, otra vez afuera. Argentina 3, Francia 3. Si todavía está vivo, esto se define por penales, el viejo Casale se nos fue hace rato.
El primero lo tira Kylian Mbappé, ya es el tercer penal de hoy, del goleador del Mundial. El Dibu vuela bien, la toca, pero no la puede sacar. El aspirante es cosa seria. Ahora va el mejor jugador del mundo. Ya sabe, para Diego, sin renunciamientos, abajo, nada que hacer para Lloris. Le toca a Coman, es el momento del Dibu Martínez, sí, señor, grande Dibu, vuele nomás, ataje, abrácelo, abrace el televisor. Paulo Dybala entró para patear un penal, lo tira al medio, lo festeja mientras Lloris vuela hacia su izquierda. Vamos 2 a 1. El show del Dibu sigue, porque Tchouameni no tiene por dónde batirlo, y la tira afuera para que no la ataje. Le toca a Leandro Paredes, el jefe, fuerte, abajo, 3 a 1, esto se acaba. Randal Kolo Muani no falla y termina de firmar un gran partido, 3 a 2. Es el turno de Gonzalo Montiel. Sabemos que es gol porque truena el estadio y todos corren con él. 4 a 2. Somos Campeones del Mundo. Así da gusto, sufriendo, con épica, así se festeja más. Scaloni cae muerto, los jugadores se abrazan en el piso, lo han conseguido. Messi saluda al público, se abrazan, corren con Montiel, corren a abrazar al Dibu que será eterno, esperan el abrazo de Messi, vaya si te lo merecías Leo.
Es la hora de festejar, con más ganas que nunca, en la cancha, sí, en la tribuna, también, pero en las casas argentinas, y en las calles, y en las casas argentinas de todo el mundo. Es la hora de abrazarnos todos, de cantar “Muchachos” todos juntos, de enseñársela al que todavía no se la haya aprendido. Todos saltando, acá y allá.
La copa la trae el Checho Batista, pasala Checho, por abajo, como aprendiste en Argentinos. Enzo Fernández se lleva el premio al mejor jugador joven del Mundial, ¡entrá, pibe! Cuando el Dibu Martínez sube a recoger el guante de oro la tribuna se viene abajo, el Show del Dibu sigue ahí arriba. Kylian Mbappé se lleva la bota de oro, bravo por el aspirante, hat-trick en la final, la década que viene te toca a vos. El premio al mejor jugador del mundo ya sabe usted quién lo recoge: Lionel Andrés Messi. Ahora sí, pasa al lado de la Copa y no la esquiva, la besa. Llegó el día de que lo aplauda el mundo entero. Llegó el día de que suba al Olimpo.
Ahora van subiendo todos, uno por uno, a recibir su medalla, a acomodarse para que Messi traiga la Copa y la levante con sus amigos. El emir árabe insiste con ponerle una bata al rey Messi, Lionel agarra la Copa, y con la bata puesta, se la ofrece a los amigos, para que la levanten todos juntos. Para que la levantemos todos con él. Gracias. Por la bandera que nos robaron en el ’78, por el gol a los ingleses en el ’86, por los goles y los penales en el ’22. ¡Gracias, D10S! ¡Gracias, L10!
Cinco Mundiales después de aquel debut en 2006 se termina la travesía por el desierto. Cinco Mundiales después el que fue el mejor jugador del mundo durante todos estos años levanta la ansiada Copa del Mundo. Como seguramente hubiera dicho Lawrence de Arabia después de sus años en el desierto árabe, cuando finalmente consiguieron la victoria decisiva y ganaron la guerra: lo importante, lo grandioso, ha sido la travesía.