Los gobiernos de Argentina y Brasil decidieron acelerar la integración financiera con el objetivo de desdolarizar el intercambio comercial, para que ambos países dejen de depender de la moneda estadounidense en la compra y venta de productos y servicios entre sí.
El presidente del Banco Central, Miguel Pesce, se reunió por este objetivo con su par de Brasil, Roberto de Oliveira Campos Neto, en un encuentro que fue gestionado por el embajador argentino en Brasilia, Daniel Scioli.
El objetivo central de la estrategia es que se usen pesos argentinos y reales brasileños para el comercio bilateral. Eso descomprimiría la balanza de pagos de Argentina justo en momentos en los que escasean los dólares en la reservas del Banco Central.
En lo que va de 2022, la Argentina le exportó a Brasil productos por unos 6.967 millones de dólares y le compró por 9.448 millones de dólares, por lo que registró un déficit 2.481 millones de dólares para la balanza local.
En el Banco Central guardan hermetismo sobre los detalles del trabajo con Campos Neto y el grado de avance del entendimiento. Pero en el Gobierno nacional confían en que en los próximos meses se puedan tener decisiones concretas.
Scioli visitó este viernes al presidente Alberto Fernández en la Casa Rosada. Le presentó la planificación de su próxima etapa como representante de la Argentina en el gigante sudamericano.
Durante el encuentro, del que también participó el ministro de Relaciones Exteriores, Comercio Internacional y Culto, Santiago Cafiero, el Jefe de Estado le entregó a Scioli las cartas credenciales que debe presentar ante el gobierno de Brasil.
El presidente Brasileño, Jair Bolsonaro, ya había recibido las cartas credenciales de Scioli en agosto de 2020, cuando el ex gobernador bonaerense empezó a trabajar como embajador argentino en Brasilia.
Pero el 5 de junio de 2022, Fernández llamó a Scioli y le pidió que regresara al país para hacerse cargo del ministerio de Desarrollo Productivo, dado que el presidente había echado del cargo a Matías Kulfas en medio de un escándalo político con el kirchnerismo.
Scioli asumió formalmente como ministro el 15 de junio. Luego se vinieron los cambios en ministros de Economía y la reestructuración de carteras. El 3 de agosto asumió Sergio Massa absorbiendo Economía, Desarrollo Productivo y Agricultura. Y Scioli volvió a ser enviado a Brasil.
El regreso de Scioli a Brasil se da en un contexto distinto al de 2020, cuando la pandemia de Covid-19 complicaba la gestión de todos los gobiernos del mundo. Ahora, el gigante sudamericano vive en clima electoral por las presidenciales que se celebrarán el 7 de octubre.
Doce candidatos competirán por la Presidencia de Brasil en las elecciones del 2 de octubre próximo. Y, según la mayoría de las encuestas, el expresidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva (foto) se mantiene como máximo favorito para vencer a Bolsonaro, que va por la reelección.
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La relación política entre Argentina y Brasil con los Gobiernos de Fernández y Bolsonaro ha sido de las peores en los últimos cuarenta años. Scioli acercó posiciones a partir de 2021 con ese país, pero la estrategia quedó acotada a lo comercial dadas las enormes diferencias entre ambos presidentes.
En la charla con Fernández este viernes, Scioli evaluó que en su primera etapa en Brasil trabajó para “reconstruir la relación y volver a convertirnos en el primer socio comercial”, y aseguró “que el objetivo de la segunda etapa es, en este contexto internacional, fortalecer las relaciones y el eje Argentina-Brasil es clave”.
Asimismo, reafirmó su compromiso para “profundizar la integración” entre ambos países y para “trabajar la relación bilateral en materia de infraestructura, industria, agroalimentos y turismo”, según dijo el Gobierno en un comunicado.
Detalló que ya se está trabajando para avanzar en la “integración financiera” e informó que “ayer hubo un encuentro entre los presidentes del Banco Central de la Argentina y su par de Brasil para potenciar el pago en monedas locales, para desdolarizar todo lo que es el comercio bilateral”.
Scioli aseguró, además, que “la integración energética es un tema central porque Brasil necesita el gas y está interesado en financiar parte de la segunda etapa del gasoducto (Néstor Kirchner), particularmente el tramo que va de Salliqueló a la frontera” con ese país.