Pedro Peirone, un empresario dedicado a la perforación en Santa Fe, manejaba su camioneta por la ruta provincial 92 cuando vio a un chico "vestido con ropa de los que estudian en la escuela industrial" haciendo dedo. Acababa de salir de Arteaga, una pequeña localidad de 3 mil habitantes y su viaje empezaba a volverse extraño.
Pedro estaba apurado esa mañana porque su destino final era Rosario y todavía le faltaba un buen rato para llegar. Entonces no le dio demasiada importancia al pasajero que acababa de subir a su chata hasta que le pidió que bajarse en un lugar poco común: el cruce de la ruta donde se encuentra el acceso a un cementerio.
"Frené y después de que se bajó de la camioneta, empecé a sentir un olor a quemado espantoso. Me bajé a mirar y al tipo no lo vi más en ningún lado. Revisé toda la camioneta y me encontré con la alfombra de goma derretida con la forma de sus pies. Miré en la tierra para ver a dónde se fue y no encontré rastros ni pisadas, como si nadie se hubiera bajado", explicó al canal televisivo de la zona.
"El chico tendría unos 17 años y no tenía nada especial", añadió este vecino sencillo y simpaticón que en ese momento no le dio trascendencia a lo ocurrido pero que, unas horas más tarde, se sintió distinto: "A las dos horas empecé a sentirme extraño, cansado, como si me hubiesen molido a palos".
"No tengo miedo, pero no puedo explicar lo que pasó", apuntó Pedro en otra entrevista, aunque luego expresó algo de nerviosismo respecto a lo sucedido: "Pensé que llevaba a una persona normal y no sé qué miércoles subí a la camioneta".
En Rosario el tema es furor y hasta se revisaron las cámaras de seguridad de Arteaga que muestran que nadie se subió a la camioneta. Al mismo tiempo los videos con el relato de la historia se volvieron virales en YouTube, generaron más de 100 mil visualizaciones, más de 2 mil comentarios y muchos memes bromeando al respecto. Creer o reventar.