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Austria mantiene el cordón sanitario contra la extrema derecha

Varias organizaciones democráticas han organizado esta semana «vigilias» ante la sede del Partido Popular Austriaco (ÖVP), en las que se apela a su líder, el canciller en funciones Karl Nehammer , a evitar la tentación de formar gobierno con la extrema derecha del FPÖ, que quedó como partido más votado en las elecciones del mes pasado , y «cumplir con su responsabilidad de proteger la democracia de fuerzas políticas radicalizadas». No es necesaria su insistencia, porque Nehammer ha descartado «definitivamente» una coalición bajo el liderazgo de Herbert Kickl , tras una breve y protocolaria conversación entre ambos. Nehammer ha explicado que, aunque comparte las preocupaciones de los votantes del FPÖ en materia de seguridad e inmigración, las soluciones deben implementarse de acuerdo con el Estado de derecho y ahí hay serias diferencias. Ha dejado claro, además, que no hará «de estribo para Kickl», antes de reunirse con el líder del Partido Socialdemócrata (SPÖ), Andreas Babler . Queda una última reunión de tanteo ente Babler y Kickl, que tendrá lugar hoy en Viena, pero esta semana de conversaciones entre los partidos, un encargo a tres bandas del presidente Alexander van del Bellen , ha aclarando que la variante más probable de la coalición es la turquesa-rojo-rosa, un acuerdo entre conservadore s socialdemócratas al que deberían unirse también los liberales Neos, con cuya líder, Beate Meinl-Reisinger , han comenzado también los contactos.Noticia Relacionada estandar Si El presidente de Austria evita encomendar la formación de gobierno a la extrema derecha Rosalía Sánchez «Esta vez se ha producido un caso inusual», ha justificado Van der Bellen, «es completamente nuevo que haya un ganador electoral con el que aparentemente ninguno de los otros partidos quiere gobernar»Una vez concluidas todas las conversaciones, Kickl, Nehammer y Babler informarán al presidente federal sobre los avances la próxima semana. El parlamento también se prepara para el inicio de la nueva legislatura y el nuevo Consejo Nacional se reunirá el 24 de octubre, para su reunión constituyente. Pero si finalmente van der Bellen no encarga la tarea de formar gobierno al líder del FPÖ, Herbert Kickl , al frente del partido más votado, sino al presidente del ÖVP, Karl Nehammer , tendrá que abrigarse bien.El FPÖ le acusará de ignorar la voluntad de los votantes y de ejercer una influencia política en la formación de gobierno que no corresponde a su cargo. Y lo más probable es que Norbert Hofer , expresidente y miembro del FPÖ, vuelva a declarar que, si él hubiera tomado semejante decisión como Jefe de Estado, «se habría producido un levantamiento». Los votantes del FPÖ se sentirán injustamente tratados por un sistema político del que ya desconfían abiertamente y aumentará la radicalidad. En ningún caso aceptará el FPÖ que, si Van der Bellen se toma en serio su trabajo, no puede encargar a Kickl la tarea de formar gobierno porque no tiene perspectiva alguna de alcanzar la mayoría parlamentaria necesaria. No hay ningún socio disponible para ello y el mandato serviría solamente para aumentar la presión sobre un ÖVP que ha dado muestras indiscutibles de no querer trabajan con Kickl. «La única opción en ese sentido sería que el partido prescindiese de la aspiración a que Kickl esté en ese gobierno», sugieren fuentes conservadoras que recuerdan que Nehammer, en cambio, al menos tiene socios para negociar.El presidente van der Bellen se aferra a los antecedentes que le sirve como escudo político, En 1989, el SPÖ obtuvo claramente el primer puesto en las elecciones estatales de Carintia, con un 46 por ciento. El FPÖ, que acabó muy por detrás con un 29 por ciento, consiguió que Jörg Haider fuera elegido presidente regional con el apoyo del ÖVP y nadie en el FPÖ habló en ese momento de fraude electoral. Tampoco lo hicieron en el año 2000, cuando, como segundo partido más votado se asociaron con el ÖVP, que ocupaba el tercer lugar, y ayudaron a su entonces presidente, Wolfgang Schüssel , a llegar a la cancillería. El SPÖ, partido más votado en aquellos comicios, se quedó con las manos vacías. Pero lo cierto es que la elección del Consejo Nacional claramente de derecha, con el 28,8 por ciento del FPÖ, el 26,3 por ciento del ÖVP, y el 9,1% de Neos, contra el 21,1 por ciento socialdemócrata y el 8,2 por ciento de Los Verdes, que por cierto se han ofrecido a colaborar con Nehammer pero están quedando de momento fuera de la posible coalición de gobierno.Herbert Kickl , que quiere convertirse en «canciller del pueblo», ve sin embargo al ÖVP, al SPÖ, a Neos y a los Verdes como un «partido de unidad» y, sobre todo, como «traidores». Ha hablado de sus representantes como los miembros de una «lista de personas buscadas» y «enemigos públicos», por lo que no cabe esperar que aquellos a quienes ha declarado enemigos le ayuden ahora a llegar al poder. El último factor de la ecuación política austríaca es que es muy posible que las próximas elecciones del Consejo Nacional no se celebren hasta dentro de cinco años, es decir, en otoño de 2029. Y los líderes de todos los partidos están valorando qué destino aguarda a cada formación política, dependiendo de la decisión que se tome ahora para formar gobierno.

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