El salteño, flamante campeón de la travesía, deseó que su logro “traspase generaciones”. Afirmó que se “enamoró” de la competencia cuando se desarrolló en el país en 2009.
Con la misma audacia que demuestra a bordo de su moto Honda CRF450, el argentino Kevin Benavides, primer piloto latinoamericano en consagrarse campeón del Dakar en esa categoría, asumió que el rally es el deporte “más riesgoso del mundo”, que requiere “una alta tolerancia al dolor” y que, pese al deseo de su padre, no tiene pensado dejar de correr.
El salteño, de recientes 32 años cumplidos, planteó que el Dakar obliga a sus participantes a “ir siempre hacia lo imprevisto”, a diferencia de otras disciplinas como la Fórmula 1 o el MotoGP en las que “el piloto conoce, estudia y analiza” el circuito de competencia.
Desde su provincia, donde tuvo una bienvenida de héroe el pasado domingo, Benavides le reconoció a Télam que su logro en Arabia Saudita “es historia” para el deporte argentino y deseó que el reconocimiento por ello “traspase generaciones” en el futuro.
—¿Ya tomaste conciencia de lo que conseguiste?
—Voy tomando conciencia a medida que pasa el tiempo, ya instalado en Salta con mi gente. La verdad es que estoy feliz por lo que pude conseguir. No me puse a pensar con qué otro logro deportivo se podría comparar, pero sí sé que para mí ha sido el más importante de mi carrera. El Dakar es la prueba más difícil y riesgosa del mundo, por lo que creo que es un logro bastante alto a nivel mundial.
—¿Imaginás que puede quedar en la memoria como otros hitos del deporte motor, como por ejemplo las conquistas de Fangio en la F1?
—Creo que sí, en ese sentido es historia. Ojalá que este logro traspase generaciones. Ganar en motos, que es la categoría más competitiva del Dakar, tiene un saber muy especial.
—Dijiste después de ganar que te habías preparado toda la vida para eso. ¿De que manera?
—Sí, porque fueron muchos años de entrenamiento para llegar a esto, más allá de que obviamente entrené muy duro en 2020. Yo empecé a vincularme con las motos a los tres años. Toda la vida fui avanzando, creciendo, yendo por más para llegar a donde estoy hoy. Si no hubiera hecho eso durante todo este tiempo no hubiera llegado, por eso siento que fue un entrenamiento de toda la vida.
—¿De chico ya soñabas con el Dakar o fantaseabas con otras disciplinas como el MotoGP?
—No, lo mío fueron siempre los deportes de tierra. El MotoGP no era algo que me gustara. Y al Dakar lo empecé a ver en 2009 cuando vino a Argentina. Ahí me enamoré.
—¿Qué explicación tiene que nunca antes haya ganado un piloto latinoamericano en motos?
—Siempre fue más para los europeos, por eso que un equipo oficial (Monster Energy Honda) se haya fijado en mí ya era un logro en sí mismo. Como latino siempre pensaba que sería difícil llegar, por eso es muy importante haber sido el primero en ganarlo.
—Después de la consagración, tu papá admitió que le gustaría que dejes de correr por el riesgo que implica una moto. ¿Cuándo le vas a hacer caso?
—Mis viejos lo sufren como padres y nosotros como pilotos también, somos conscientes del peligro que existe porque es el deporte más riesgoso a nivel mundial. Vamos corriendo arriba de una moto, por un desierto sin saber a dónde vamos, simplemente siguiendo una hoja de ruta, entonces vamos siempre hacia lo imprevisto. En cualquier otro deporte motor, sea la Fórmula 1 o el MotoGP, los pilotos conocen el circuito, lo estudian, lo puede analizar. Nosotros, nada. Eso es lo que hace diferente a este rally. Además hay que ir todo el tiempo pensando, leyendo y manejando la moto. Requiere mucha concentración. Pero bueno, yo no pienso en todo eso, sé que el riesgo existe pero me preparo para eso. Así que no creo que le haga caso a mi papá.