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Biden, un 'pato cojo' superado por el huracán Helene y Oriente Próximo

Cuando el terrible huracán Helene azotaba el sureste norteamericano con una furia inusitada, Joe Biden no estaba en la Casa Blanca . No estaba haciendo campaña , pues esos cometidos ya han recaído plenamente en la hoy candidata, Kamala Harris . El presidente estaba con la familia en su residencia privada de la playa de Delaware , a pesar del clima lluvioso. Desde allí siguió los acontecimientos hasta el lunes, cuando los muertos ya llegaban a 130.No era la única crisis que el líder de la primera potencia tenía entre manos. El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu , había dado la orden de matar al líder del grupo terrorista Hizbolá en Líbano , Hasán Nasralá , desde Nueva York y la inteligencia norteamericana ya preveía desde el viernes una lluvia de misiles desde Irán. Aun así, la Casa Blanca se vio en la necesidad de aclarar por medio de un portavoz que Israel no avisó a EE.UU. del golpe contra Nasralá, algo llamativo y hace unos años impensable.En su regreso a la Casa Blanca, el lunes, Biden se molestó al ser preguntado por su ausencia. «A ver, estuve al teléfono dos horas ayer y el día anterior, para eso están los teléfonos», se lamentó. Volvió a ser preguntado el martes, y se desesperó. «Venga ya está bien, dejad el tema», se lamentó.Noticia Relacionada Candidatos a vicepresidente de EE.UU. estandar Si J.D. Vance brilla en un debate cordial con Tim Walz que beneficia a Trump Javier Ansorena | Corresponsal en Nueva York El candidato demócrata superó al republicano en el cierre del debate, con las amenazas de Trump a la democraciaAl hacer el típico comunicado para expresar apoyo a Israel ante el ataque de Irán , Biden leyó de una carpeta gruesa, con hojas plastificadas, pasando las páginas con una aparente desgana. Se le veía como alguien interpretando un papel. Al ser preguntado sobre si había hablado con Netanyahu, dijo secamente que no, otro hecho llamativo, dado que el principal socio de Washington en Oriente Próximo había sido atacado con 200 misiles unas horas antes.El miércoles, el presidente dijo que apoya a Israel en su defensa y derecho a la respuesta, pero con un matiz: no cree que sea proporcional atacar los sitios nucleares de Irán. Así se expresó en respuesta a una cuestión, sin dar más detalles. Biden se reunió antes por vía telefónica con los líderes del G7 tratando de coordinar una respuesta al ataque iraní.‎El presidente Biden, obligado a sus 81 años a renunciar a la candidatura demócrata , ha reducido su agenda al mínimo posible, viajando a su residencia en Delaware cuando puede, dejando protagonismo cada vez más a la vicepresidenta Harris . Esta le acompañó en la sala de crisis en los momentos en que Irán bombardeaba Israel, y salió después a hacer sus propias declaraciones por separado. Cuando el presidente ucraniano visitó la Casa Blanca, Harris le recibió por separado, algo atípico, y posó para fotos con él, advirtiendo a Rusia en contra de ataques para cortar el suministro eléctrico durante el invierno. A un presidente que está por acabar su mandato sin presentarse a la reelección o tras haberla perdido se le llama \'pato cojo\' , lo que se significa que su capacidad de influir es limitada, de ahí la metáfora de un pato herido o debilitado.Candidatura frustradaEn la campaña, Biden se agotó. Él mismo lo admitió. En verano se recorrió medio mundo varias veces, acudiendo a cumbres en Europa y visitando California para recaudar fondos. Convocó a líderes mundiales a una cumbre de la OTAN , con cena de gala, e hizo campaña con la intensidad requerida a alguien hundido en las encuestas. Llegó al debate de presidentes, el 27 de junio, agotado, casi catatónico. Fue su sepultura política. Su partido le enseñó la puerta en cuestión de semanas. Ahora ha descargado, lógicamente, toda la campaña sobre Harris, lavándose las manos, y ha delegado los asuntos no esenciales sobre aquella y otros integrantes de su gabinete, como el consejero de Seguridad Nacional, Jake Sullivan , o el jefe diplomático, Antony Blinken . De despedida, planea Biden un viaje final a Alemania y Angola . Mientras, su agenda es ligera. Llega al Ala Oeste, donde está el Despacho Oval, pasadas las diez de la mañana y no le suele sorprender la noche trabajando. Se retira pronto, descansa, y sólo en crisis de extrema necesidad vuelve a viajar. Ayer sí tuvo que visitar Carolina del Sur y del Norte para reunirse con los damnificados del huracán.Esta ligereza en la agenda es carne de cañón electoral. Una gran parte de las críticas de Donald Trump a los demócratas es que han permitido que Biden, deteriorado física y cognitivamente, no gobierne y delegue en personas que no han sido elegidas en las urnas, tecnócratas que llevan el peso de mandar.Se permitió el presidente hasta dos semanas de asueto en una de sus casas de Delaware este verano, hasta yendo a la playa como cualquier otro, con silla plegable, sombrilla y bolso con toalla, en una imagen que ya es de las más emblemáticas del ocaso de su corta presidencia.

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