Sociedad

Caos energético: entre tanto disparate, el cliente cautivo que es la gente sigue sufriendo los cortes

Crédito: 43911

Qué la culpa la tiene la DPEC, qué el responsable es TRANSNEA, que CAMMESA es el gran inconveniente, etcétera; se ha escuchado de esto más que suficiente durante estos quince años, donde el servicio energético provincial ha sido de mal en peor y de peor en terror, especialmente en cada verano.



Desde aquel gigantesco carromato que trajo un mega generador desde Campana (Bs As), que demandó casi un mes de traslado por nuestras rutas, hasta quedarse empantanado a pocos metros de su destino final en Paso de la Patria. Hasta llegar a este feroz momento, donde en la provincia se vive el peor verano de los últimos cincuenta años.



En tanto el ministro interventor Enrique Vaz Torres, a quien nadie se anima a decirle “sin – vergüenza”, porque sería darle categoría; hace mutis sobre el tema y jamás salió a dar la cara ante semejantes calores y los insoportables cortes de luz.



A todo esto, el mandamás provincial, Ricardo Colombi, descansa tranquilamente en su residencia de Punta del Este, donde los uruguayos aseguran que jamás se corta la luz. Así que ni ahí que el gobernador pueda hacerse problemas.



En medio de todo esto, un sistema tramposo, usurario, deficiente y cautivante, porque el cliente no tiene otra opción más que la DPEC; se hace lo que quiere con la gente.



No se brinda ningún tipo de respuesta.



Los teléfonos de emergencia no se responden.



Las seudo-cuadrillas de arreglo, no tienen ni un cobre partido al medio; en tanto solo andan con tacuaras y elementos precarios, en un retroceso a la edad media. Solo les queda pasearse en camioneta para cumplir horarios, siempre y cuando no queden en el medio de una situación y los vecinos los tomen de rehenes o bien sean víctimas de tanto malhumor. Violencia no justificada, aunque en el razonamiento visceral se entienden los porqués.



No puede ser que allá por el mes de agosto, a cuatro meses del verano, cuando aprietan los primeros calores, todo el mundo –incluido los directivos de la DPEC- esté mirando hacia arriba para adivinar haber cuándo lloverá para que se enfríe un poco la ciudad. Así se aplaca un poco el calor.

 

No es serio. Mucho menos para una provincia cuyos gobernantes se precien que vamos juntos, vamos bien, vamos para adelante. Cuando adelante solo nos espera el infierno.

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