“Las fábricas instaladas en el país dejaron de producir sus propias prendas y se dedican traer de China, por lo que casi todo lo que vendemos es importado”, respondió hoy José Lugo, un comerciante que tiene 20 años de antigüedad en la peatonal Junín de la capital correntina, al ser consultado por Corrienteshoy.com.
De acuerdo a diferentes consultas que realizó este medio durante la mañana de hoy en el centro correntino, los comerciantes coinciden que, como primera medida para sostener las ventas, sería necesario que el sector público revea urgente su pauta de salarios. Una mejora en el bolsillo de los trabajadores es necesaria porque las ventas caen en volumen, es decir, el salario alcanza menos por la inflación.
Hace dos semanas, este medio recorrió los alrededores de la peatonal Junín, donde se registra un alto nivel de locales que permanecen vacíos por cierre de comercios. Los pronósticos son negativos porque se espera una continuidad en la caída de ventas porque sube la inflación y en el segundo semestre de 2018 todo indica que habrá recesión.
Mientras tanto, los alquileres de locales cierran con aumentos de 30 a 25 por ciento por año y el tarifazo en la energía eléctrica de febrero pasado también fue una gota que llenó el vaso de un cóctel que perjudica a los comercios y los empleados del sector.
José Lugo, con su hijo Daniel, es dueño de una tienda de ropas en peatonal Junín. Analizó la crítica situación del rubro textil en el comercio de Corrientes. Su testimonio es un ejemplo de cómo la crisis en las fábricas textiles de hilo, telas y ropa argentina se traslada a los comercios porque las ventas también caen a pesar de ser productos importados y que deberían ser más baratos.
“Las primeras marcas que antes de hacían en el país ahora también son de China o de otros países”, dijo Lugo ante la consulta de cómo impacta en sus compras la apertura de importaciones que hace 26 meses mantiene en crisis a la industria textil de la Argentina.
Stone, Taverniti, Inside AF Jeans, entre otras, son las primeras marcas que llegan desde afuera.
“Tenemos muy poco de fabricación local porque el rubro que más sufre esta crisis argentina es el textil, además del calzado argentino. Las que no están tan mal son las casas de ropa deportiva”, agregó el comerciante.
“Es una vergüenza lo que está sucediendo con nuestras ventas y encima pagamos una tarifa de luz que puede servir para el sueldo de un empleado de comercio”, afirmó Lugo al contar que la boleta mensual de la DPEC es de 15 mil pesos por tener focos y equipos de aire.
Las fábricas de ropa dejaron de producir y se dedican a comprar de China, pero aun así la gente sigue pagando aumentos mensuales porque la inflación no para con la escalada del dólar. Es decir, el argumento del Gobierno nacional era bajar la inflación haciendo entrar más productos desde el exterior. Pero, a su vez, el dólar se dispara y por ello también sube todo lo importado. Es evidente que fracasó la decisión de importar más para contener la inflación.