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Caso Sperisen: cuarto juicio contra el jefe de la Policía de Guatemala en una saga plagada de irregularidades

Una vergüenza. Así describen fiscales y abogados suizos todo lo relacionado con el caso Sperisen, como se conoce a la trama judicial que ha rodeado durante más de una década a Erwin Sperisen , exdirector de la policía guatemalteca. Su caso es la crónica de un policía que irrumpe en una prisión guatemalteca controlada por los mismos reos, y que funcionaba como centro de operaciones del delito, para poner orden en aquel infierno y, luego, sobrevivir a múltiples atentados contra su vida que lo obligan a refugiarse en Suiza .Pero allí es acusado, sin pruebas, de supuestas ejecuciones extrajudiciales, y luego «mal juzgado» hasta tres veces por los tribunales suizos. La caótica historia de Sperisen ha ido generando más y más capítulos que parecen nublar el fin de una persecución que la comunidad internacional, los defensores de derechos humanos y los expertos jurídicos tachan de irracional, innecesaria e ideológica. Ahora, el expolicía ha comenzado el que ya es su cuarto juicio, tras una condena que fue anulada por los tribunales suizos por los vicios en el proceso. Pero este no será otro juicio más. Su defensa busca que sea el último, el de la anhelada absolución, y un movimiento en Guatemala reclama su inocencia y el respeto a los derechos humanos de un policía que no hizo más que su trabajo: combatir el crimen. Una década de persecuciónEl inicio de más de una década de persecución, juicios y condenas contra Sperisen fue el 25 de septiembre de 2006. El gobierno de Óscar Berger (2004-2008) llevó a cabo la llamada operación Pavo Real para retomar el control de una de las prisiones más peligrosas, sobrepobladas y abandonadas del país: la Granja Penal de Pavón . Fue una acción de Estado que contó con el acuerdo de las instituciones nacionales e internacionales correspondientes. Aquel día, tres mil agentes de la Policía Nacional Civil y soldados del Ejército intervinieron la prisión, que estaba bajo el control de los propios reclusos. Muchos de ellos eran condenados por narcotráfico que gozaban de privilegios y coordinaban acciones ilícitas desde el penal. Durante la operación, las autoridades descubrieron que los reclusos poseían lujosas residencias —una de ellas con finos acabados de madera—, billares, jacuzzis, aparatos eléctricos y sótanos secretos para esconder a los rehenes que secuestraban mientras sus familias les pagaban jugosos rescates. Era todo, menos una prisión. Y, así como tenían billares, los reos también contaban con múltiples armas. Durante la operación, hubo un tiroteo en el que murieron siete reos.Noticia Relacionada estandar Si De Venezuela a la entrega de narcos: por qué Honduras no hará extradiciones a EE.UU. Juan Diego Godoy Xiomara Castro, la presidenta hondureña, rompe un acuerdo fundamental para la lucha contra el crimen organizadoUn año después de la exitosa misión, Sperisen se mudó a Suiza con su familia en condiciones excepcionales. Paradójicamente, la lucha del Gobierno contra las pandillas y la limpieza del sistema penitenciario pusieron en la diana a varios responsables de las Fuerzas de Seguridad, que fueron víctimas de una oleada de amenazas. Tal fue el caso del exdirector del Sistema Penitenciario, Alejandro Giammattei — quien poco más de una década después se convertiría en presidente —; del exministro de Gobernación, Carlos Vielman ; y del extitular de la Subdirección General de Investigación Criminal, Javier Figueroa Día z . Sperisen también fue uno de los amenazados y se mudó a Suiza para protegerse. Allí fue donde se enteró de que se había abierto un caso en su contra.La Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala (CICIG), dada de baja en 2018 durante el Gobierno de Jimmy Morales , y el Ministerio Público de Guatemala imputaron a Sperisen y a varios exfuncionarios por el homicidio de siete reos durante la operación Pavo Real. Los acusadores no creían la versión oficial de que los reos habían muerto en el tiroteo con la policía e intentaron probar que fueron víctimas de ejecuciones extrajudiciales. En 2012, Sperisen fue capturado en Suiza.Absoluciones en otros paísesSperisen esperaba encontrar en la Justicia suiza un trato distinto y más imparcial que el que encontraría en Guatemala. Pero no fue así. En 2015, fue condenado. «Este caso es puramente político e ideológico. Yo ya había sido juzgado y condenado desde antes de que comenzara el proceso», asegura Sperisen a ABC. Durante una década de persecución, cárcel e intimidación, el expolicía vio cómo sus demás compañeros de la operación eran absueltos en diversos tribunales y el caso se caía a pedazos por falta de pruebas contundentes. España absolvió a Vielman en 2018; Austria absolvió a Figueroa en 2013; y Guatemala absolvió a Giammattei en 2011. «Todos los jueces europeos llegaron a la conclusión de que las acusaciones eran infundadas, pero en Suiza se sigue insistiendo en este proceso», denuncia Florian Baier , abogado de Sperisen. El Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH) ha reconocido que Spersien fue víctima de irregularidades judiciales como « manipulación de pruebas, fabricación de testimonios y limitación de su derecho a una defensa adecuada«. Esta resolución, además de suponer una vergüenza internacional para la Justicia suiza, revela que el caso Sperisen es un proceso judicial por encargo y con motivación ideológica en el que se han cometido una serie de «fraudes» judiciales, incluyendo la fabricación de testimonios y testigos, bloqueos sistemáticos para la defensa y la manipulación de evidencias.Doce años de anomalías y abusos Un documental recoge todas las irregularidades judiciales En Guatemala, el caso sigue causando conmoción. Para muestra, un botón. El 29 de agosto se estrenó para todo el público \'El caso Sperisen; una vergüenza judicial\', una producción cinematográfica suizo-guatemalteca que desenmascara los vicios del proceso contra el exdirector de la Policía Nacional Civil, y desnuda la falta de evidencia y la parcialidad detrás de su condena en Suiza. La producción de la casa guatemalteca Naranja Media, en colaboración con la suiza Léman Bleu TV, busca adentrarse en las anomalías y abusos que ha sufrido Sperisen en los últimos doce años por parte del sistema judicial suizo. «El documental no solo narra la historia de este proceso judicial, sino que expone la fragilidad de los sistemas judiciales cuando las ideologías eclipsan la justicia, señalando cómo esta falta de objetividad y transparencia afecta a toda la sociedad guatemalteca», explica el productor del documental, Daniel Eguren. «Todo este movimiento es realmente una demanda de los guatemaltecos para que este nuevo juicio se realice con imparcialidad, respetando los derechos y las garantías del debido proceso», resalta Vinicio Rizzo, director de fotografía del documental.En la actualidad, Sperisen es un hombre libre después de que el Tribunal Federal Suizo anulara su condena de 15 años por considerar que no tuvo un juicio imparcial. Pero este lunes ha vuelto a sentarse en el banquillo de los acusados por cuarta vez en un proceso promovido por la fiscalía suiza, cuya nueva imputación raya en el sinsentido de señalarlo como «cómplice de un inocente». «Han llegado a tal punto que quieren juzgarme como supuesto cómplice de una persona que ha sigo absuelta y declarada inocente », explica Sperisen refiriéndose al cuarto juicio. Ese inocente es Javier Figueroa Díaz. Figueroa, extitular de la Subdirección General de Investigación Criminal, se enfrentó al mismo caso, pero en Austria, y en 2013 fue absuelto por la justicia. En el marco del nuevo juicio contra Sperisen, presentó una denuncia por calumnia contra Yves Bertossa , fiscal encargado del caso en Ginebra . «He sido juzgado y declarado inocente de cualquier actividad criminal, pero continúan tratándome como un asesino», afirmó Figueroa en declaraciones que recogió el medio local República , durante una rueda de prensa en Suiza.Conflicto de interesesEntonces, ¿qué motiva a jueces, fiscales, burócratas, operadores políticos y activistas a mantener a Sperisen en prisión? La respuesta está en cinco letras: Trial . Se trata de una organización no gubernamental, con sede en Ginebra, que, junto a la extinta Cicig, tiene un papel trascendental en el caso, ya que ha capitaneado los juicios fallidos. Una investigación del medio guatemalteco República reveló que el caso Sperisen no solo fue dirigido por la organización Trial, sino que incurrió en claros conflictos de interés. La defensa de Sperisen ha señalado que Bernard Bertossa , fundador de Trial , es el padre de Yves Bertossa, el fiscal a cargo de la acusación. A pesar de las anulaciones, denuncias, demandas y hasta documentales sobre su figura , Sperisen deberá seguir durmiendo con un ojo abierto. Todo está por iniciar, de nuevo, este lunes. Un juicio, las mismas acusaciones, la ausencia de pruebas, los vicios y las amenazas. La historia es cíclica y se repite, como bien sabe Sperisen.

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