Edinson Cavani fue recibido en Boca como si trajera debajo de sus brazos la Copa Libertadores de América. Su llegada ha conmovido al fútbol argentino desde que se trata de un delantero de nivel internacional, que ha jugado en algunos de los equipos más importantes de Europa y en cuatro Copas del Mundo (Sudáfrica 2010, Brasil 2014, Rusia 2018 y Qatar 2022) representando a la selección de Uruguay. Pero así como se resaltan su trayectoria y sus aptitudes, también debe decirse que atraviesa el tramo final de su carrera. Y que a los 36 años llega a Boca con lo último que le queda para dar. El Cavani que jugó la temporada pasada en Qatar y en Valencia muy poco tuvo que ver con aquel que tanto rindió en Nápoli (2010/2013) y París Saint Germain (2013/2020). En esa década se condensan los mejores trazos de su vida futbolística.
En medio de la excitación que ha provocado la llegada de Cavani, se ha calificado el pase como el más importante de todos los tiempos del fútbol nacional y se ha afirmado que el delantero uruguayo es el extranjero de mayor nivel que alguna vez haya jugado en nuestras canchas. Se comprende que acaso sea exactamente eso lo que quieren leer o escuchar millones de ilusionados hinchas boquenses. Pero no se corresponde con la verdad histórica.
En 1960, Boca contrató a Orlando Pecanha de Carvalho, un elegante zaguero brasileño que había sido titular de la selección campeona del Mundial de Suecia en 1958. Y trajo también a Paulo Valentim, Dino Sani y a Almir, que habían jugado para Brasil el Sudamericano de 1959 en Buenos Aires. Eran jugadores en plenitud y en el mejor momento de sus carreras, muy lejos de cualquier ocaso: Orlando fue campeón con Boca en 1962 y 1964 y Valentim sigue siendo hasta hoy, el máximo goleador boquense ante River con diez tantos convertidos entre 1960 y 1964.
Sin irse demasiado lejos, en 2015 Boca repatrió a Carlos Tevez que un año antes había jugado para Juventus la final de la Champions League ante Barcelona. Y en 2019, hizo lo propio con Eduardo Salvio que había ganado varios títulos con Benfica en Portugal y jugado el Mundial de Rusia en 2018 para la Argentina. Sería demasiado extensa y fatigosa la lista de extranjeros que dejaron una marca indeleble en Boca. A modo de ejemplo van el paraguayo Delfín Benítez Cáceres, el peruano Julio Meléndez , el uruguayo Sergio "Manteca" Martínez y los colombianos Oscar Córdoba, Jorge Bermúdez y Mauricio Serna. Hay muchísimos más.
Uruguay ha enriquecido la historia del fútbol argentino con jugadores de la talla de Severino Varela, Walter Gómez, Elbio Ricardo Pâvoni, Enzo Francéscoli, Antonio Alzamendi y Rubén Paz por mencionar sólo algunos. Edinson Cavani se incorpora a esa estirpe y no habría que sobrecargarlo con adjetivos rimbombantes ni calificaciones exageradas. Bastante tiene con el gran desafío que enfrenta: guiar a Boca rumbo a su séptima Copa Libertadores. Para que está en este momento de su carrera y hasta donde le dan las piernas deberá demostrarlo muy pronto en el verde césped.