Opinión del Lector

Cómo manejar el agotamiento mental de fin de año

Llega diciembre y todo se acelera: los compromisos se multiplican y el cansancio es inevitable. Estrategias para cumplir tus metas sin quemarte.



El cierre de año está lleno de mil compromisos: las fiestas corporativas, entregas de premios, reuniones con clientes y proveedores, y, como corolario, las fiestas familiares, en las que no sólo nos juntamos con la gente que amamos, sino que muchas veces lo hacemos también con aquellos con los que no nos llevamos bien.



Este cúmulo de eventos también genera un desbalance psico-emocional, pensamientos y emociones rumiantes, y comparaciones constantes que nos drenan emocionalmente. Todo esto contribuye a un ambiente que puede ser tan caótico como agotador.



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La sensación de vivir en piloto automático, con jornadas eternas y una interminable lista de tareas, suele desencadenar un sinfín de síntomas de estrés: irritabilidad, falta de concentración, cansancio físico y mental, e incluso problemas para dormir. Es la época del año donde el cuerpo y la mente, nos piden a gritos una pausa y recalcular.



Encontrar un equilibrio en estos días es fundamental para no perder la cabeza, para cuidar nuestra salud mental, bajar el estrés, y poder disfrutar de las festividades y las vacaciones, con todo lo bueno que traen, pero también sabiendo manejar esos momentos que nos sacan de quicio. Al final del día, se trata de estar en paz con nuestras decisiones, de sentirnos bien con nosotros mismos y con quienes nos rodean.



Pero, ¿cómo podemos evitar este agotamiento y lograr los objetivos propuestos? En este artículo, te compartimos algunas estrategias basadas en el Método Tarasiewicz con las que profundizo junto a mis pacientes.



El cuerpo y la mente bajo estrés: la realidad del agotamiento

Vamos a ser honestos, todos conocemos ese estado en el que el cuerpo parece estar en modo "piloto automático", la mente no para de girar, y las hormonas del estrés —en especial el cortisol— se disparan como si estuviéramos a punto de enfrentarnos a un tigre en la sabana. Y es que el cierre de año tiene su propio encanto... uno que suele venir acompañado de cansancio crónico, falta de foco, y un humor que va desde la irritabilidad hasta el fastidio.

Cultivar la esperanza

El cuerpo nos empieza a dar señales claras: tensión en los hombros, dolores de cabeza, insomnio, y esa sensación de que el agotamiento ya no es solo mental, sino también físico. La falta de descanso y el exceso de preocupaciones hacen que nuestro cerebro se llene de una especie de niebla constante, provocando olvidos frecuentes y un rendimiento que va cuesta abajo.

Ni hablar de la necesidad desesperada de cerrar ciclos y la presión que nos ponemos para lograrlo todo antes de la fecha que nos planteamos, lo cual se convierte en una receta perfecta para el burnout. ¿Qué pasa cuando llegamos a ese punto? Falta de motivación, ganas de mandar todo lejos y encerrarnos con una manta y una maratón de series (sí, todos lo hemos pensado).



Es importante darnos cuenta de estas señales antes de que sea demasiado tarde. Cuidar nuestra salud mental y física no es un lujo, es una necesidad. Evitar el burnout implica no solamente organizar nuestro tiempo y poner límites, sino también aprender a soltar lo que no podemos controlar y reírnos un poco de nuestras propias locuras. Al final del día, la perfección no existe, y el equilibrio se encuentra en esos pequeños momentos en los que nos permitimos respirar profundo y aceptar que hacemos lo mejor que podemos con lo que tenemos.



1. Establece límites claros y realistas



Uno de los errores más comunes durante el cierre de año es tratar de hacer demasiado. Aquí es donde entra uno de los pasos fundamentales del Método Tarasiewicz: agendar una cita con vos mismo. Busca un espacio impostergable en tu agenda para conectarte con vos, hacer una pausa, y recordar cuáles son tus prioridades. Entre el trabajo, los compromisos sociales, los proyectos personales y las expectativas propias, fácilmente podemos exceder nuestras capacidades. Es fundamental aprender a decir "no" cuando sentimos que estamos sobrepasados. Poné límites claros, tanto en el ámbito laboral como en el personal, y establecé qué cosas son realmente importantes. Decidir qué tareas o compromisos pueden esperar o ser delegados es una manera efectiva de evitar el agotamiento y de asegurarnos de que lo que hacemos lo hacemos bien, sin sacrificar nuestro bienestar.



2. No pierdas de vista tus necesidades básicas



Durante el cierre de año, nos podemos sentir tentados a priorizar las tareas sobre nuestras necesidades más básicas: dormir, alimentarse bien y descansar. Es fundamental desglosar tu yo. Esto significa reconocer tus necesidades en todas las áreas de tu vida: tu trabajo, tu cuerpo, tu pareja, tu familia, tu estudio, etc. El sueño insuficiente, alejarnos de nuestros afectos y una mala alimentación nos dejan vulnerables al estrés, afectan nuestra capacidad de concentración y nos hacen menos productivos. Intenta dormir al menos 7-8 horas por noche, comer alimentos reales ricos en nutrientes, rodearte de tus afectos estando en el presente con ellos y mantener una rutina al menos básica de ejercicios para oxigenar tu mente y cuerpo. Recuerda que, para rendir al máximo, primero necesitamos estar bien.



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3. Planifica con inteligencia y compasión



La falta de planificación puede convertirse en una gran fuente de estrés. Planifica con inteligencia y compasión tus próximos pasos, conectando con lo que quieres para el año que viene. Planificar con compasión implica ser amable con vos mismo, aceptar tus límites y cuidar tu bienestar mientras definís tus objetivos. Usa la inteligencia artificial para planificar y optimizar tiempos y distribuir tus actividades de manera más equitativa durante las semanas restantes del año, sino sabes usarla aun usa una app o una agenda. Dedica un momento a la semana para revisar lo que tienes pendiente y priorizar lo más importante. Así, podrás dividir tus tareas en pequeños pasos manejables y evitar la acumulación de responsabilidades en el último momento.



4. Permite desconectar y decir No a la culpa



El final del año es un momento en el que muchas personas sienten la presión de "cerrar todo" antes del 31 de diciembre. Esta presión autoimpuesta suele llevar al agotamiento mental, ya que nos negamos momentos de descanso y recreación por temor a perder el tiempo. Es esencial que aprendas a desconectar sin culpa. Toma un descanso para caminar, escuchar música, meditar o hacer algo que disfrutes. No se trata solo de descansar el cuerpo, sino de darle a tu mente un respiro de las responsabilidades cotidianas.



5. Acepta que no todo será perfecto



Durante el cierre de año, es común tener altas expectativas sobre cómo queremos que salgan las cosas. Buscamos cerrar proyectos laborales impecablemente, organizar reuniones familiares memorables y alcanzar todas las metas personales que nos propusimos. Sin embargo, esta búsqueda de perfección puede convertirse en una fuente de agotamiento mental y ansiedad. Aceptar que las cosas no siempre saldrán como esperamos, y que está bien si no logramos cumplir absolutamente todo, nos ayuda a reducir la presión.



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6. Práctica la gratitud y celebra los logros



Una de las razones por las que el cierre de año puede resultar agotador es porque solemos centrarnos más en lo que no logramos que en todo lo que sí conseguimos. Es fundamental agradecer y reconocer los logros. Desglosa tu YO en las distintas áreas de tu vida y anota los logros alcanzados: ya sea en el trabajo, en tu vida personal, o en tu desarrollo interno. Celebrar las metas alcanzadas, por más pequeñas que sean, nos ayuda a sentirnos motivados y a valorar el esfuerzo que hemos puesto a lo largo del año. Hacé una lista de todas las cosas que lograste, desde los objetivos laborales hasta los momentos personales significativos, y celebrá tu propio progreso. Esta práctica contribuye a mantener una actitud positiva y a aliviar el cansancio emocional.



7. Comparte las emociones



El estrés y el agotamiento suelen aumentar cuando intentamos lidiar con todo por nuestra cuenta. Hablar con amigos, familiares o compañeros de trabajo acerca de cómo nos sentimos puede ser una gran ayuda para reducir la presión. No tengas miedo de expresar tus preocupaciones y emociones, ya que compartir lo que te pasa te permite aliviar la carga emocional y también encontrar apoyo. Muchas veces, sólo necesitamos que alguien nos escuche para sentirnos más aliviados y retomar el equilibrio. Además, escuchar las experiencias de otros puede ayudarnos a darnos cuenta de que no estamos solos en este proceso y que es normal sentirnos así.



8. Busca apoyo profesional de ser necesario



Si sentís que el agotamiento mental es demasiado y no puedes manejarlo, considera buscar ayuda profesional. Siempre resalto la importancia de la reflexión profunda y, si es necesario, la asistencia profesional. La terapia especializada en problemáticas del trabajo que se cuelan en la vida de uno y ropen el bienestar, es una herramienta valiosa para aprender a gestionar el estrés y encontrar estrategias personalizadas que se ajusten a tus necesidades.



Con pequeñas acciones diarias, podemos cuidar nuestra salud mental y llegar al nuevo ciclo con una sensación de satisfacción y equilibrio. Recordá que la vida no se trata de ser perfecto, sino de estar presente, cuidarnos y disfrutar de cada momento, incluso en medio del caos de estas épocas.



* (M.N. 57898). CEO, Psicóloga & Coach Laboral en @TrabajaMejor. Creadora del Método Tarasiewicz .

Autor: Lic. Analía Tarasiewicz|

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