Desde enero de 2022, con la inclusión por parte de la OMS de este síndrome en la 11ª edición de la Clasificación Internacional de Enfermedades, la afección pasó de ser descrita como un "estado de agotamiento vital" al desgaste resultante del estrés crónico derivado del trabajo. El Dr. Jorge Zirulnik, médico especialista en Psiquiatría, respondió algunos interrogantes sobre esta problemática.
El síndrome de Burnout (o de trabajador quemado) se ha constituido en una causa prevalente de malestar social, absentismo laboral y sufrimiento psíquico crónico en lo que va del siglo XXI.
En este texto se podrán encontrar su definición clínico-conceptual; las causas más frecuentes que lo provocan, así como su prevención, detección y posibilidades reales de cura.
1. ¿Qué es el síndrome de burnout?
El síndrome de burnout, alude a la idea de un trabajador quemado o fundido, se caracteriza por una manera inadecuada de afrontar una situación de estrés crónico, caracterizada por el agotamiento psicoemocional, disminución del rendimiento ocupacional y síntomas de despersonalización.
2. ¿Cuáles son las causas que lo provocan?
Entre las causas más conocidas, tenemos aquellas que provienen del campo laboral, como puestos de atención al público o de clientes; posiciones de gran responsabilidad; relación cotidiana con jefes muy demandantes o exigentes; alta frecuencia de jornadas laborales prolongadas; o trabajos repetitivos o monótonos. Otra causa frecuente hoy en día surge del cuidado primario de personas mayores, sobre todo si se acompaña de deterioro cognitivo severo o desorganización conductual del sujeto a cuidar.
3. ¿Cuáles son sus efectos en las personas, cómo se manifiesta? ¿Tiene cura?
Sus manifestaciones en la esfera psíquica suelen ser: ansiedad -en ocasiones con la forma de crisis de pánico con somatización-, hiperemotividad, depresión, irritabilidad, pérdida del apetito, disminución de la libido…entre las más frecuentes. En los cuadros más prolongados, puede aparecer apatía, o signos de despersonalización. El síndrome de burnout puede impactar también en la esfera somática con sudoración excesiva; caída del cabello, tensión mandibular, dolor en los músculos, cambios en el peso corporal, o distress digestivo, entre otras menos frecuentes. El síndrome de burnout no es irreversible, sino que tiene cura. Para eso la persona debe tomar conciencia del problema; realizar cambios ambientales en su entorno - el laboral si es el medio desencadenante-; y en muchos casos recurrir a la consulta psicológica/ psiquiátrica. También se ha mostrado útil lo ofrecido por el couching laboral o del plano ontológico, para incorporar conductas de afrontamiento de la situación más eficaces Buscar apoyo psicológico si la causa se asocia al cuidado de personas mayores con daño cerebral o neuropsiquiátrico.
4. Consejos para prevenirlo y para actuar ante este síndrome.
Para considerar la prevención del síndrome de burnout lo dividimos en dos niveles:
En el nivel organizacional es ya clásico tener en cuenta estas medidas:
a) Evitar la sobrecarga de trabajo, haciendo una distribución adecuada de funciones, actividades y responsabilidades sobre el personal.
b) Facilitar la ejecución de las tareas diarias, entregando las herramientas o el equipamiento necesario para el trabajo; lo mismo vale para los cursos de capacitación o de incorporación de nuevas tecnologías.
c) Estimular el desarrollo de programas de rutinas saludables -tanto en el ambiente laboral como fuera del mismo- que estén al alcance inmediato de cualquier trabajador.
d) Flexibilizar los turnos y horarios de trabajo, para conseguir una mejor adaptación de los empleados, de acuerdo a preferencias personales aceptables para la organización, y a la distancia domiciliaria.
e) Realizar evaluaciones periódicas del estrés o de la capacidad de afrontamiento adaptativo del personal y no solo del rendimiento laboral.
f) Disponer de algún dispositivo de ayuda psicológica con acceso inmediato.
En el nivel individual o del sujeto, encontramos dos escenarios de prevención:
a) Medidas de descarga de la tensión como la actividad física regular -suele ser suficiente una caminata diaria de por lo menos 30min, como base-; la práctica del yoga; relajación-respiración; meditación; actividades lúdicas, ya sean físicas o mentales para liberar el hedonismo de un modo no tóxico. Buscar formas personales de regeneración afectiva de los vínculos interrumpidos por el estrés crónico.
b) Por último, ya en un plano ontológico más profundo que lo expuesto en el párrafo anterior y para los sujetos que desean buscarlo, proponemos la creación de un espacio libre de estrés en el seno de uno mismo, o ventana liberada de la mente; las técnicas de mindfulness actuales pueden ser muy útiles para desarrollar esta capacidad autogestiva.