Durante los últimos días comenzaron a incrementarse las quejas al tiempo que comenzó a agotarse la paciencia de los vecinos por el estado de abandono en que se encuentran los espacios públicos de la ciudad, principalmente los cementerios. Y una vez más las redes sociales ofician de divan en el que la gente hace catarsis a la hora de denunciar todo tipo de problemáticas y su decepción con la gestión (practicamente nula) del intendente Eduardo Tassano.
¿Dónde está el intendente que no sale a recorrer la ciudad?, se preguntan algunos. Otros se preguntan, "¿cuándo se terminan las fiestas populares (chamamé y carnaval) para saber cuándo empezará a trabajar el intendente". Y así, las quejas se multiplican.
Y esto, hay que decirlo, no se trata de una burda campaña en contra de tal o cuál gestión. En realidad persiste una preocupación porque al notable abandono de la limpieza (desmalezamiento, zanjeos, descacharrizamiento y demás) se le suma el peligro de la inseguridad.
En los principales cementerios de la ciudad, el San Juan Bautista y el de Laguna Brava, la situación se agudiza. La gente tiene miedo de estos lugares ya que, desde diciembre del año pasado, se convirtieron prácticamente en tierra de nadie.
Se pueden ver allí, tumbas abiertas, alimañas, ataúdes prácticamente a la intemperie y casi todo el lugar cubierto de malezas. ¿Y dónde está la gestión que prometía el cambio?, ¿qué garantías tienen los vecinos de no sufrir algún tipo de situación desagradable, incluyendo robo en este tipo de lugares?, ¿quién velará por los daños?
Se trata llanamente de una falta de respeto. Hacia nuestros fieles difuntos y hacia los vecinos en general. Y se trata también de una falta de códigos de ética y de moral, al dejar librado al azar el bienestar de los ciudadanos.
Si así comienza una gestión, con inundaciones, basurales a cielo abierto, inseguridad en las calles, plazas y cementerios, no queremos saber como termina. A poner las barbas en remojo.