Fue durante un almuerzo de cordero asado, la sobremesa se extendió por varias horas. Se dio en un contexto no oficial y es parte del armado político del mandatario provincial hacia 2023.

Pero también un testeo hecho en persona por parte del gobernador de la provincia sobre el inicio de su segunda gestión al frente del Ejecutivo correntino.

El pasado sábado 11 de junio el jefe de Estado provincial arribó a la casa de un veterano dirigente radical –también intendentes- en el Paraje Zapallo, en Lomas de Vallejos, fue el lugar del banquete donde llegó el gobernador al mando de su camioneta.

Sin custodios ni prensa oficial, fue recibido por el anfitrión y los otros trece jefes comunales del norte de la provincia.

Se habló de política y de gestiones. Pero lo que alarma a los intendentes, como a toda la ciudadanía, es la escalada de precios por la inflación y el encarecimiento del costo de vida.

La marcha de obras y proyección de otras es lo que desvela a los alcaldes que debe hacer frente a las necesidades de la población. Urge la activación de las economías locales.

El gobernador escuchó los planteos y pidió unión: cerrar filas detrás del discurso que tiene como adversario central al gobierno nacional. Y en lo discursivo pidió a los jefes comunales atacar las diferencias entre el presidente Alberto Fernández y la vicepresidenta, Cristina Fernández de Kirchner. En palabras más sencillas, profundizar la grieta en lo discursivo.

El mandatario provincial se retiró pasadas las 17, había llegado a las 12.30. Hubo promesas de atender los reclamos e incrementar las ayudas económicas a los municipios.

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