Asistimos a una extraña peripecia del Gobierno provincial cuyo principal funcionario, el titular del Poder Ejecutivo, figura segundo en una medición de imagen de gobernadores de todo el país. Pero en paralelo esa imagen contrasta con la mitad de la población provincial engrosando los índices de pobreza. Sumando a la preparación de un tarifazo en el costo del consumo energético.
Justamente Corrientes, una histórica provincia con problemas estructurales energéticos y falta de inversión.
Sabemos que, para la llegada de inversiones, pequeñas y medianas industrias debemos contar con el potencial suficiente de generación energética.
Sumado ahora, en pandemia a una cuestión esencial. De vida o muerte. Hospitales en el interior de la geografía correntina tienen problemas de funcionamiento por los cortes de energía que se repiten día a día. Los municipios que en muchos casos deben hacer frente en soledad al Coronavirus, también ven diezmadas sus acciones en el marco de las campañas sanitarias para frenar la escalada de contagios en sus distritos.
La cuestión energética es medular para una provincia como Corrientes. Nos hablan de futuro como un horizonte lleno de felicidad, pero no se trabaja de manera tangencial en lograr ese objetivo, muchas veces expresado como un mero mensaje propagandístico.
Los correntinos deberemos afrontar en poco tiempo una nueva suba en la tarifa energética, a tres semanas de la Audiencia Pública que cumplirá con el paso legal y jurídico para tal fin, las autoridades no explican cómo será ese aumento. Cómo quedarán las tarifas sociales a partir de esas subas y, sobre todo, cuántos correntinos deberán hacer frente a los nuevos precios en el consumo energético.
¿Vendrán las inversiones con una energía cara y un servicio malo? ¿Cómo saldrá a pedir el voto popular el Gobierno correntino con un aumento de estas características?
Y qué incidencia tendrá el aumento de un servicio esencial en la gestión de la pandemia, ascendente en la provincia.
Preguntas que se deben esgrimir a quienes toman las decisiones que involucran a toda la comunidad.
Y la otra ironía. Plantear un aumento de tarifa energética en pleno verano, época en que se registran colapsos diarios en el servicio.
Necesitamos el involucramiento de todos para indagar el por qué de estas medidas, sobre qué costos de nuestra comunidad que nuevamente deberá financiar una mala gestión. En este caso, del plano energético.