Los ladrilleros advierten una fuerte caída de la actividad y la consiguiente pérdida de fuentes laborales. Alguna vez se les prometió el ‘compre correntino’ de sus productos para viviendas. Ni lo uno ni lo otro sucedió. Hoy se produce menos, se construye menos, el instituto de vivienda no les compra nada y las casas se construyen en menor medida en la provincia.
En distintos puntos de la provincia se están registrando cierres de ladrillerías o menor actividad en esos obradores, con fuerte caída de la producción y menor fuente laboral. El sector contiene a una actividad muy precaria, pero es fuente laboral de miles de personas en la provincia.
En los obrajes afirman que no pueden competir con el uso del ladrillo hueco en la construcción local y solicitan acuerdos de compras para obras públicas.
Los últimos tiempos a los problemas habituales de falta de tierra, inundaciones de áreas de fabricación y costo de logística se le sumó una fuerte caída en la demanda, señalaron los ladrilleros de la ciudad de Corrientes.
Se fortalece el uso del ladrillo hueco en la actividad de la construcción, por lo cual la venta del ladrillo común está prácticamente limitada a la compra para pequeñas construcciones en domicilios particulares o algunas edificaciones menores, pero en las grandes obras se opta por el ladrillo hueco.
Es una problemática que se registra tanto en la zona del Río Paraná como en la costa del Río Uruguay, generando el cierre de muchas ladrillerías o una marcada baja de la producción.
El sector espera iniciar gestiones con el gobierno provincial y las administraciones municipales para promover la compra de ladrillo común en obras públicas.
Casi en la totalidad de los cierres de las ladrillerías no existió reconversión laboral hacia otra actividad, sino que los afectados pasaron a ser desocupados o dedicarse a changas.
Ahora esperan profundizar un relevamiento de la actividad de ladrilleros para analizar medidas a encarar intentando revertir la baja competitividad del ladrillo común.