Política

Corrientes: La Oculta Auditoria al Instituto de Cultura

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Una imprevista auditoria sobre las cuentas del Instituto de Cultura ordenada por la Contaduría General de la Provincia, puso nervioso a las autoridades del organismo de la calle San Juan al 500, y más aún, al presidente de la UCR local, Sergio Moisés Flinta, quien operó a brazo partido para evitar que salgan a la luz posibles malversaciones de los fondos públicos, uno de ellos, el pago a una constructora por refacciones que nunca se concretaron.



La pesquisa numérica fue dispuesta el último 18 de septiembre por Héctor Horacio Herrero, la máxima autoridad contable de la provincia. No es un dato menor. En el relevamiento que duró tres días, bajó la atenta e insólita mirada de Flinta, trabajaron un número importante de contadoras: María Eugenia Lértora, Adriana Marina Alfonzo, Lara Beatriz Borda, María Elena Olazarri y Alejandra Oroñizky. La labor se desarrolló oficina por oficina, donde se hicieron preguntas, peritando y relevando el circuito administrativo de los expedientes pendientes de registración, como facturas o documentos de compras o servicios recibidos. Análisis de recursos, gastos y fondos de todos los Programas que se manejan en la otrora subsecretaria de Cultura. Asimismo el cruzamiento entre las salidas bancarias de los fondos y la asignación presupuestaria y/o contable de los gastos. Se advirtió “flojedad de papeles”.

 





Había dudas sobre los gastos que produce el órgano que conduce Gabriel Romero, un hasta el momento, intocable de la administración radical. Es inocultable que algunos miembros de la mesa chica del Instituto cultural, soñado por el desaparecido Norberto Lischinsky, vieron crecer su patrimonio personal de un día para el otro.

 





EL PEDIDO

 

El último 8 de junio la Directora de Contabilidad (Rita Raquel Larroca) y la Jefa de Procesamiento Contable (Fabiola Elizabet Barrios) de la Contaduría General de la Provincia, le solicitaron a Herrero que ordene una auditoría contable en el Instituto de Cultura de Corrientes, un órgano autárquico creado por ley no hace más de una década, y que dispone de fondos millonarios para la realización de eventos populares, entre ellos el Festival del Chamamé y el reciente Taragüi Rock, sin que las recaudaciones por la venta de entradas sean rendidas a Rentas Generales. No para pocos, hace bastante tiempo que las erogaciones se dibujan con la precisión de un arquitecto.

 

Hasta donde pudo averiguar Diario 1588, Romero lo había llamado a Flinta casi en un halo de desesperación, cuando cayeron los sabuesos de Herrero a auditarlo. Inexplicablemente el senador radical mantuvo una reunión con el quinteto de contadoras, cuando su función es meramente legislativa y la labor que se emprendía, fue dispuesta por un área que depende del Poder Ejecutivo. ¿Hubo presión política para que algo se oculte? ¿Hay una empresa constructora ligada a Flinta? Algo se sabe de aquellos hombres de paja que pululan por Corrientes desde el advenimiento de la UCR en el poder político de la provincia.

 





Trabajo cobrado pero no realizado

 

La firma José Bernachea Construcciones, con domicilio en calle Bermejo 1893 – CUIT 20-22018618-1 fue contratada para realizar trabajos menores en el Museo de Artesanía, que casi se derrumba varios meses atrás, tanto que tuvo que ser apuntalado, como también para reparar y refaccionar la oficina contable en el Instituto de Cultura de Corrientes. Facturó y cobró todo por uno de los trabajos, pero hasta el momento no se presentó a ejecutarlo.

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