El gobernador correntino está indignado con el ministro de Medio Ambiente y prefiere no tener que hablar con él. El funcionario es apuntado dentro del Gobierno y podría ser corrido de su cargo una vez que pase la crisis en la provincia del litoral.
No todo es lo que parece. La relación entre el gobierno de Corrientes, que conduce el radical Gustavo Valdés, y el gobierno nacional esconde conflictos y cortocircuitos sobre los acuerdos para poder combatir el fuego que ya se devoró un 10% del territorio de la provincia.
Detrás de los agradecimientos oficiales por el envío de fondos, helicópteros, brigadistas y material para combatir el fuego, hay una clima de extrema tensión marcado por el vínculo entre el gobernador correntino y el ministro de Medio Ambiente, Juan Cabandié.
La relación entre ambos está cortada. Aunque ayer hayan tenido una mínima comunicación telefónica para intentar coordinar las acciones en la lucha contra el brutal incendio. Fue de pocos minutos y no sirvió para aflojar el malestar reinante.
Valdés está indignado con Cabandié. No le interesa hablar con él porque cree que no podrá llegar a buen puerto en ninguna de sus comunicaciones. Prefiere no tenerlo como interlocutor. Le cayó muy mal la acusación que hizo el ministro al gobierno de Corrientes al asegurar que el gobierno nacional había ofrecido ayuda en enero y que la provincia no la había aceptado.
Cabandié culpó al gobierno correntino de no haber pedido ayuda a tiempo. Los trató de negligentes. Valdés lo desmintió. Y entonces el contrapunto político empezó a tomar volumen mientras las llamas arrasaban con miles de hectáreas cada día.
“Ofrecimos recursos el 23 de enero y pidieron ayuda el 5 de febrero”, había dicho durante una entrevista. En la provincia lo desmienten. “El gobierno provincial viene alertando desde el mes de noviembre sobre el impacto de la sequía, la baja del río y el riesgo de incendios que generaban las altas temperaturas”, indicaron desde el Poder Ejecutivo correntino.
Los cortocircuitos siguieron. Y Valdés se enojó sin retorno. “Son todas injurias y calumnias. Es todo cuento lo que dice. Son de cuarta. No sé que le pasa. No sé si es porque soy de Juntos por el Cambio o por qué”, se quejó ayer por la tarde frente a sus colaboradores más cercanos cuando el ministro había desaparecido de la acción. No lo quiere cerca.
En el gobierno correntino hay un enojo superlativo con Cabandié. “No responde a una estrategia general, miente descaradamente y es un soberbio que no sabe nada”, describió con contundencia un funcionario muy cercano a Valdés. Y cerró: “Hay mucha bronca con este pibe”.
Ese fastidio no solo se siente en Corrientes. En la Casa Rosada sucede algo similar. Alberto Fernández no comparte el accionar de su ministro. Está fastidioso. No puede creer que en una de sus intervenciones públicas durante la crisis haya responsabilizado a algunos productores sobre los incendios.
Fue una semana atrás, a través de su cuenta de Twitter, cuando sostuvo: “Corrientes es una provincia ganadera y forestal muy importante para el país. La mayoría de esos productores están afectados por las quemas para renovar pasturas de unos pocos. Producen daños irreparables afectando al conjunto del sector productivo”. Su apreciación cayó muy mal en el sector productivo de la provincia y en el gobierno local.
El Jefe de Estado le recomendó a su ministro no ir a Corrientes el fin de semana. No cree que el clima político esté dado para su desembarco después de responsabilizar por el tamaño de los incendios a los productores y el gobierno provincia.
Por eso Fernández decidió enviar al ministro de Agricultura, Julián Domínguez, que fue bien recibido en la provincia del litoral. “Con él si se puede trabajar”, definieron, en detrimento del titular de Medio Ambiente. Un poco de calma.
Fernández está molesto con Cabandié. Si la coyuntura fuera otra, le exigiría la renuncia. No lo hará ahora que el fuego está consumiendo los campos correntinos sin parar, que su foco está puesto en cerrar el acuerdo con el FMI y lograr su respaldo en el Congreso, y que la coalición de gobierno tiene una endeble paz interna. No es el momento.
Sin embargo, en la Casa Rosada proyectan la salida del ministro una vez que el caos de estos días quede en el pasado. A su lugar podría ir Cecilia Nicolini, la flamante Secretaria de Cambio Climático, que se convirtió a lo largo de la pandemia en una funcionaria de confianza del Jefe de Estado. Según dejan entrever en Balcarce 50, Cabandié tiene las horas contadas. Pero, por ahora, la resolución no está tomada.
Valdés es socorrido por la gran mayoría de las provincias del país. Los gobernadores envían bomberos, aviones, camiones hidrantes. Todo lo que se pueda para frenar el desastre. Uno de los proveedores de urgencia fue Axel Kicillof, que también envió al ministro de Seguridad, Sergio Berni, para ayudar en el operativo.
El mandatario correntino celebró su llegada y en su gobierno dejaron en claro que más allá de las diferencias ideológicas que pueden tener con el funcionario bonaerense, “es un hombre organizado, con voz de mando y con ganas de colaborar”. Lo definieron con una pisca de ironía: “Se le pueden criticar muchas cosas a Berni, pero al lado de Cabandié, es Dios”.
En el gobierno radical no quieren polemizar con la Casa Rosada, pero reconocen que la ayuda llegó cuando “las papas ya estaban quemadas”. Es decir, tarde. Pero llegó. En las últimas horas se enviaron brigadistas, maquinaria pesada, helicópteros y aviones hidrantes. En tanto, el Ejército y la Fuerza Aérea aportaron un avión, un helicóptero, equipos de radio y satelitales, remolques, cisternas para transportar agua y piletones para acopiarla.
El Vicejefe de Gabinete, Jorge Neme, acompañó a Domínguez en la recorrida que encabezó el ministro. Allí dijo que “la provincia de Corrientes ha recibido un Anticipo del Tesoro Nacional, un financiamiento especial de emergencia del Ministerio de Agricultura” y resaltó que “está en trámite otro anticipo del Tesoro”. “El Estado nacional se está moviendo muy rápidamente en la asistencia del gobierno correntino”, sostuvo.
Desde Balcarce 50 enviaron ayuda, pero sobreactuaron la preocupación presidencial. “El Presidente habla todos los días con el gobernador correntino”, señalaron desde su entorno. Valdés asegura que solo habló una vez. Fue el viernes y Fernández se comprometió a ayudarlo para levantar el sistema productivo después de semejante desastre.
Según datos aportados por autoridades nacionales y provinciales, se quemaron cerca de 800.000 hectáreas. lo que generó pérdidas económicas cercanas a los 20.000 millones de pesos. La situación es crítica. Toda la ayuda parece poca. En paralelo se desató una batalla política en la que Cabandié se está quedando solo. Parece no tener trinchera donde cubrirse. Infobae