Lo vio en el cordón cuneta por San Juan casi San Martín. Se tomó el trabajo de buscar al dueño y lo contactó por teléfono. “Dios sabe que soy una buena persona y me lo va a retribuir”, aseguró.
Leonardo Fernández es tarjetero de la ciudad de Corrientes por la institución Caridi. En la tarde del miércoles encontró en la cuneta de la calle San Juan casi San Martín un cheque por el valor de dos millones de pesos. Se contactó por teléfono con el dueño y se lo devolvió.
“Yo vivo en el Santa Catalina, allá tengo mi terreno y mi casita. Fui hasta el barrio San Antonio donde vive mi mamá para usar su guía telefónica”, declaró en diálogo con El Litoral. Como en las viejas épocas, buscó el nombre del titular del cheque en la guía y se contactó para contarle que lo había encontrado.
“Ni bien me atendió escuché ruidos de papeles, se puso a revolver sus cosas, se ve que no tenía idea de que lo había perdido”, dijo. El dueño del cheque le preguntó dónde lo podía buscar, Leonardo le respondió que tanto de mañana como de tarde se mantiene en su puesto de trabajo frente a la obra social Ioscor.
“Llegó en una camioneta grande, modelo 2020, y me dio trescientos pesos de recompensa. Yo le pedí que me comprara mercadería para mi hijo, pan, harina, leche. Le dije que no quería el efectivo, pero sí que me ayudara con algo de mayor valor”, relató Leonardo. Sin embargo, no obtuvo respuesta. El dueño del cheque le aseguró que era todo lo que tenía y se retiró.
Leonardo cuenta que todos los días encuentra algo. “Siempre estoy atento en la calle, para cuidar los autos y que no les pase nada”, expresó.
Esta semana también halló un medidor de glucosa para diabetes y lo guardó en su mochila. Al rato, vio pasar a una señora mayor buscando algo por la calle, se acercó a ella para preguntarle qué se le había perdido. En efecto, el medidor le pertenecía. Si bien Ioscor lo entrega de forma gratuita a todo paciente diabético, el aparato tiene un valor de entre mil y tres mil pesos. Leonardo cuenta orgulloso: “La señora estaba muy agradecida, publicó una foto conmigo en Facebook”.
El joven trabaja por la calle San Juan hace cuatro meses, antes cumplía sus funciones en la zona del Colegio Nacional donde dice que también era muy querido, encontraba llaves y celulares de los chicos y chicas que iban a clases, a quienes siempre devolvió todo lo encontrado, asegura.
Respecto al cheque, afirma que sabía que no lo iba a poder cobrar: “Le pedí al señor que me ayude por evitarle el inconveniente”, agregó. Según cuenta, gana sólo ocho pesos por auto y esperaba una respuesta más generosa. A pesar de haber recibido una escasa recompensa en esta oportunidad, él confía: “Dios sabe que soy una buena persona y me lo va a retribuir”.