Finalmente, contra viento y marea, levantando remolinos de resistencia ciudadana, el oficialismo municipal se salió con la suya y logro aprobar velozmente –sin mucho estudio-, aún en contra de los códigos de urbanización y de excepcionales saltos a las ordenanzas vigentes, el shopping que estará en la costanera sur a escasos metros del río Paraná.

 



La cuestión es que el Concejo Deliberante aprobó sin resistencia semejante construcción de un mega edificio de tres pisos de la mano de un multimillonario empresario de la ciudad.

 



Con ocho votos nada más, se aprobó construir sobre la playa de todos y todas, un shopping que despertó el rechazo de toda la comunidad correntina.

 



No hubo audiencia pública que valiera, ni oídos oficiales que se presentarán para escuchar el clamor popular en las calles; ni se tuvieron en cuenta más de dos mil quinientas firmas que juntaron los vecinos remarcando su negativa a semejante perjuicio ecológico.

 

Mucho menos se acusó recibo de la advertencia profesional de la Asociación de Arquitectos de Corrientes que sentenció al shopping – proyectado sin estudio previo- como otro atropello a la ciudadanía.

 



Todo el mundo correntino le dedicó frases a la postura casi de porrista del shopping al propio intendente Eduardo Tassano, quien pasará a la historia, junto con su concejo deliberante, como los que permitieron semejante atropello en la costanera, vaya a saberse a cambió de qué otros favores oscuros.

 



Nadie que va a Mar del Plata, Copacabana, Miami o cualquier playa turística de referencia, encuentra un shopping gigantesco como “atractivo” justo en medio de una zona de playas. Pero en Corrientes todo es posible, aquí es fácil vivir el mundo al revés.

 

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El PA y el PaNu se abstuvieron. El FDT, sin Gálvez, se pusieron de pie y no votaron.