El argentino que inventó el aerosol para marcar la distancia de la barrera en el fútbol le ganó un juicio millonario a la Federación Internacional de Fútbol Asociación (Fifa).
Pablo Silva se lo dedicó a Julio Grondona, a quien calificó como “el más grande” desde su cuenta de Twitter. La noticia llegó desde Río de Janeiro. Y después de más de siete años de “destratos, injusticias y vejaciones”, la Justicia determinó que aquella idea que surgió tras un picado en el Colegio Marianista de Caballito había sido utilizada por la Fifa violando los derechos de patentes.
Por esa razón, la máxima entidad del fútbol mundial deberá indemnizar a Silva y a su socio, el brasileño Heine Allemagne. ¿La cifra? Alrededor de 120 millones de dólares.
El comienzo de toda la historia fue cuando Pablo César Silva, periodista argentino, quiso patear un tiro libre y sufrió el adelantamiento de la barrera. Esa acción informal en la canchita de un colegio porteño derivaría en un invento. La idea tomó fuerza al encontrar el aval científico de los bioquímicos a los que consultó. Solo faltaba lo más importante: llegar hasta el escritorio de Julio Grondona y convencerlo de que esa injusticia que había sufrido Silva en el Marianista podía proyectarse a los mejores estadios del mundo.
Abril de 2012. La International Football Association Board aprobó, por unanimidad, el uso del aerosol evanescente “9.15” en todas las canchas del mundo, luego de un pormenorizado análisis sobre su aplicación.