El extaekwondista, medalla dorada en los Juegos Olímpicos de Londres 2012, se unió junto a otros destacados deportistas del país para cambiar la realidad de muchas familias con necesidades extremas, con programas realizados en los últimos ocho años.
Trece de los deportistas olímpicos más importantes del país se unieron para motorizar diferentes proyectos solidarios durante los últimos ocho años y que ayudó a cambiar la realidad de muchas familias con necesidades extremas. Entre los ocho principales esquemas de trabajo que consiguieron en este tiempo ya donaron 1.340.000 pesos y recopilaron miles de conmovedoras historias, que seguramente los completó aún más que sus logros deportivos.
“Este programa nos hace mejores personas”, coincidieron Paula Pareto (judo), Delfina Merino (hockey sobre césped), Federico Molinari (gimnasia), Braian Toledo (jabalina), Jennifer Dalhgren (lanzamiento de martillo), Sebastián Crismanich (extaekwondista), Germán Chiaraviglio (salto con garrocha), Yésica Bopp (boxeo), Ana Gallay (beach vóley), Sebastián Armenault (ultramaratones), Delfina Pignatiello y Federico Grabich (ambos de natación).
Ellos eligen un sitio para refaccionar y Weber Saint Gobain, la empresa de construcción, se encarga del resto para mejorar la infraestructura de lugares necesitados, como comedores, merenderos, clubes y escuelas. Y tan impactante como los números o las mejoras en infraestructura son las emociones de los ayudados y el compromiso de los deportistas dentro de un novedoso esquema de patrocinio en el que todas las partes ganan.
“Ayudar a otros se ha transformado para mí en algo tan importante como ganar torneos”, confesó Toledo, que sufrió muchas carencias de chico, y es el testimonio ideal para resumir lo que sienten los integrantes de la “Huella Weber”. “Poder ayudar cierra el círculo, hace que mis cuatro títulos mundiales tengan un significado mucho mayor”, agregó Geijó, una de las mejores nadadoras de aguas abiertas del planeta.
“Sólo pretendemos que se comprometan con el proyecto social que eligen y a cambio les damos las herramientas para colaborar. Este programa nació para dejar justamente eso, una huella en la comunidad, con la idea de devolver a través de nuestros ídolos olímpicos”, dijo Mariano Bo, director general de WSG. Al principio fueron 54 embajadores, cubriendo casi todos los deportes más importantes del país, pero con los años quedaron los mayores referentes y los que mejor entendieron el desafío.
“Este programa me enseñó a ser cada día una mejor persona”, aseguró Chiaraviglio, alguien que pasó por todas, de ser un talento precoz (campeón mundial menor) hasta tocar fondo (2008 a 2014) antes de resurgir al llegar a las finales del Mundial 2015 y los Juegos de Río 2016. Pareto, quizás la mejor deportista mujer de la historia, es un ejemplo de profesionalismo, dedicación y pasión, ya que haciendo la residencia de médica, sigue al más alto nivel a sus 32 años.
“Me da la posibilidad de hacer algo que me llena el alma. Es hermoso ayudar a los que más necesitan. Nunca me habían hecho una propuesta así, por eso no pude decir que no…”, aceptó. Delfina Merino, que viene de ser elegida la mejor jugador de hockey del mundo y es capitana de Las Leonas, sabía que algo le faltaba más allá del éxito deportivo. “Hace rato venía pensando cómo poder ayudar a la gente y no se me ocurría. Hasta que apareció esta oportunidad única”, admitió.
Jenny Dahlgren, participante de cuatro Juegos Olímpicos, es otra mujer deportista que se sale del molde y derrocha madurez, con un hermoso proyecto solidario con la Granja Andar en Moreno, donde capacitan a chicos discapacitados para que puedan insertarse en el mercado laboral. Allí, a través de materiales de Weber, ya destinó 200.000 pesos para construirle una casa a una familia que nunca había tenido una de materiales. Lamentablemente, durante el proceso de construcción de la nueva, el hijo de la pareja falleció de tuberculosis, justamente por las condiciones en las que habitaba la familia.
“El día que fuimos a inaugurar la casa fue todo muy fuerte, triste y emocionante a la vez. José y Cecilia pasaron momentos muy difíciles, pero al menos nosotros pudimos ayudarlos con una vivienda digna y segura. Cosas así me generan una sensación de felicidad inexplicable, es un mimo al alma que suma más que cualquier logro deportivo”, relató Dahlgren, emocionada.