Son comunes los casos penales que toman notoriedad por su atractivo mediático. Pero a veces, reproducirlos, televisarlos (¿y por qué no TikTokearlos?) de forma imprudente los termina desfragmentando y sacando de la órbita judicial, para convertirlos en un guión con final abierto -capaz de ser modificado según el objetivo del informador-.
Lo preocupante no solo es el hecho de dar por sentado cosas que todavía no están del todo claras o que aún no han sucedido (y que hasta pueden no suceder). A veces nos olvidamos que el acusado judicial -o mediático- puede no ser culpable.
Quienes opinan tienden a despojar al imputado de su estado de inocencia y a condenarlo cuando la justicia siquiera aún ha finalizado la investigación. Incluso han llegado a ponerse en el lugar del juzgador y fijar la pena que correspondería.Esta actitud de buscar un villano digno de views genera daños irreparables sobre los derechos de las personas.
Una expresión común de los imputados que han sido absueltos, es la frustración de saber que no podrán recuperarse de la deshonra y humillación por algo que no hicieron. Peor aún es en los casos donde la presión mediática genera condenas excesivas y hasta la prisión de inocentes, como fue el caso de Carlos Carrascosa, marido de quien en vida fuera Garcia Belsunce ¿Quien le devuelve todo lo que ese hombre perdió?. Sin dudas las acusaciones generan más views que las absoluciones.
Al momento de opinar o de escuchar sobre un proceso penal, hay que evitar que las suposiciones o inferencias nos ganen antes de tiempo. Por supuesto no me refiero a la esfera privada de cada espectador (donde de más está decir que cada quien tiene la libertad de opinar y pensar lo que quiere). Pero sí es necesario el trato mediático cuidado de toda causa penal. Responsabilidad que no solo compete a periodistas sino también a creadores de contenido de cualquier índole.
En el marco de la investigación en contra de los jugadores del Club Atletico Velez Sarsfield se ha comenzado a notar -nuevamente- esa tendencia acusatoria llena de presunciones y futurología que derivan en juzgamientos y condenas anticipadas.
Sería muy simple si todas las personas cooptadas y perseguidas penalmente fueran culpables. Sin dudas nos ahorraríamos mucho tiempo y recursos, pero lamentablemente el sistema también puede absorber a inocentes.
Como sociedad hemos decidido vivir en un estado de derecho donde las personas sean un fin en sí mismas, dejando atrás hace tiempo a la inquisición y el totalitarismo.
Ha pasado poco tiempo desde que este caso salió a la luz y ya se habla de autoría y participación, analizando qué responsabilidad le cabe a Sosa por supuestamente haber hecho posible el abuso. No faltó calificar y evaluar la pena en expectativa, afirmando que podría ser de 8 a 20 años, cuando la causa está en una etapa primigenia, y aún no hay suficientes indicios de lo que sucedió.
Tampoco faltaron las muestras a favor de los imputados, afirmando que la presunta víctima miente y que quiere sacar provecho de la situación. A esta altura declarar con total liviandad es tan irrespetuoso como irresponsable.
Hasta el momento se sabe que hubo una audiencia para resolver la situación procesal de los acusados, en la cual la fiscal mantuvo la imputación del inicio del caso. Allí se determinó que Sebastian Sosa continuará en libertad durante el proceso a diferencia de Braian Cufré, Abiel Osorio y José Ignacio Florentín Bobadilla que quedarán detenidos con arresto domiciliario por al menos 90 días.
Todo parecería indicar que no hubo evidencia suficiente para dictar la prisión preventiva y por tal motivo se buscó una medida de coerción menos gravosa. Respecto a Sosa parecería que no han corroborado la existencia de riesgos procesales a diferencia del caso de los otros imputados. Por el momento, esto es lo máximo que podemos decir previo al inicio del juicio.
Aguardamos que con el tiempo se esclarezca con mayor detalle el destino que tomará esta causa. Aconsejo no publicar conclusiones anticipadas. Después de todo, nadie sabe si y puede ser uno -quien por un mal entendido o confusión- termine siendo acusado en una situación penal cualquiera que fuere.
*Por Nicolás Mendive, abogado penalista.