La imagen del rojinegro en el final del partido fue vergonzosa. No tuvo reacción para al menos empatarlo contra Central Córdoba y los silbidos de los hinchas marcan la crisis futbolística de un equipo que necesita que ya se acabe la competencia.
Las buenas intenciones de Newell’s del primer tiempo es quizás lo único para rescatar, con el tridente Matko Miljevic, Mateo Silvetti y Éver Banega, intentando generar peligro.
Precisamente, el golazo del pibe Silvetti ilusionó al pueblo leproso, pero Atencio -otro hincha rojinegro- empató antes del descanso. Y otra vez a remarla.
Apenas arrancó el complemento, la Lepra volvió a ponerse en ventaja con el tanto de Miljevic y volvía la tranquilidad. Pero en Newell’s todo es cuesta arriba, ni la suerte está de su lado, y un remate de Florentín que dio en el travesaño, terminó con un rebote en la espalda de Hoyos, que venía cayendo de la volada, y con la pelota metiéndose en el arco.
A partir de ese momento, la Lepra se derrumbó. no tuvo reacción, se cayó anímicamente y se dio por vencido, de forma insólita.
Con el equipo tirado en la cancha, con el doble cinco sin marcar y con los centrales descoordinados, no le costó nada al equipo santiagueño dar vuelta el partido.
El presente rojinegro no tiene remedio. El equipo no sale de la terapia intensiva, todavía sin DT (con un interinato de un interinato) y necesita oxígeno urgente. La situación es desesperante y todo sigue igual.