La multimillonaria deuda externa que tomó el gobierno de Mauricio Macri en estos cuatro años generó una crisis impensada dentro del capitalismo global: FMI y Wall Street se pasan facturas mutuamente por haber respaldado al Gobierno nacional y quieren obligar al otro a ser quien tenga que tolerar una quita mayor de sus acreencias para que los pasivos sean sustentables.
Según contó el periodista Marcelo Bonelli en el diario Clarín, los fondos de inversión estadounidenses y el organismo multilateral se culpan mutuamente por la crisis de Argentina, que puso nuevamente a la deuda pública en una situación límite y vuelve casi imprescindible una reestructuración de la deuda para volverla sostenible.
El Fondo apuntó contra los bonistas por haber ganado de forma sideral a costa del país, en tanto que Wall Street le factura al FMI el apoyo desmesurado al gobierno de Macri, que incluyó un préstamo por 56 mil millones de dólares y la violación de su propio estatuto para permitirle vender reservas para frenar la suba del dólar. Todos coinciden en que el otro el que debe aceptar una quita y pagar el costo de la bola de nieve que empezó en 2016. Según revelaron, debería estar en torno al 20 por ciento del capital.
Así, el FMI quiere que los fondos de investión asuman el "riesgo moral”. En tanto que Black Rock, Templeton y Pimco (que cobró bonos luego del reperfilamiento, por decisión del Gobierno de Macri) piden que el Fondo sea el que reduzca su acreencia. Esta es una negociación que promete varios capítulos y a la espera del resultado de las elecciones del 27 de octubre.