Una paciente dio su testimonio. Tuvo que esperar en las galerías del Hogar Escuela a la espera de una ambulancia. Debió orinar en un cantero y no había comunicación entre el personal médico.
Rocío es esposa de un enfermero del Sanatorio del Norte que dio positivo. Se contagió y su familia debió ser hisopada para la detección, que en ella fue también positiva. En una radio local contó su odisea.
Rocío
"El viernes me dieron el diagnóstico positivo. Mi esposo trabaja en el Sanatorio del Norte y el miércoles lo diagnosticaron a él, luego me hisoparon a mí y el viernes di positivo".
"A partir del positivo de mi esposo, nos informaron que teníamos que quedarnos en casa. Desde ese día vinieron a vallar mi casa y quedó un policía afuera. Nuestros familiares nos traen las cosas que necesitamos", relató.
Con respecto a los controles de salud, Rocío comento que "hay un número del que te mensajean para preguntarte por la mañana como estas y si necesitas algo, y te remarcan que si necesitas algo llames para solicitar ayuda".
Los primeros días transcurrieron con bastante normalidad para la familia de tres integrantes, hasta que llegó el sábado, cuando por la tarde Rocío comenzó a tener fuertes dolores de cabeza y decidió contactar al número de control para pedir que le acerquen analgésicos. Ese fue el inicio de una odisea que la llevó a pasar toda la noche en el Hospital de Campaña, en la galería de ingreso, sin abrigo y sin posibilidades de ir al baño.
La peor noche
"A las 7 de la tarde llamamos. Me hicieron mil preguntas y me dieron mil vueltas. Me pidieron todos los datos y me pasaron con la persona que me tenía que dar la medicación, otra vez me pidió todos los datos, le volví a explicar que me pasaba y me pasó nuevamente a otro número. Ahí ya me atendió una doctora que me insistió a que me lleven al Hospital de Campaña para control. Yo no quería ir, porque era solo un dolor de cabeza, no estaba mareada ni me faltaba el aire. Pero ella insistió", relató Rocío.
"Cuando me llama el chico del call center, el encargado de mandar la ambulancia, me dijo que la doctora le dijo que a mi me faltaba el aire. Yo le dije que no era así, que solo era el dolor de cabeza. Con esas idas y vueltas se hizo las 10 de la noche y nadie ma traía nada. A las 23 le pedí a un vecino si me podía dar paracetamol, que tomé y quedé bien, me pasó el dolor de cabeza", contó.
Rocío
"A las 1 de la madrugada llegó la ambulancia y me llevaron al Hospital de Campaña. Cuando llegué, nadie sabía nada de mí, yo era un caso extraño. A los 20 minutos que llegué me atendió el doctor de guardia y hasta me estaban por hisopar porque pensaba que yo era una paciente con síntomas que fuí hasta ahí de onda. No se comunican entre ellos".
Cuando terminó el examen médico y el doctor le dijo que vuelva a su casa, eran las 1:40. Pero no podía irse por sus propios medios, ya que por protocolo es una ambulancia la que debía llevarla a su hogar.
Rocío
"Ahí comenzó mi calvario. Nunca venía la ambulancia. Y yo estaba en el piso, porque ni una silla no me dieron. Me paraba y me sentaba. Se hicieron las 3 y luego las 4. A las 5 les pedí para pasar al baño".
Ante la insistencia de Roció, que ya llevaba unas cuatro horas en el Hospital, tres de las cuales pasó sentada en el piso de una galería, la enfermera le dijo que buscaría una solución pero no volvió más.
Rocío
"A las 6 de la mañana tuve que mear en un plantero".
"Durante todo ese tiempo también llamamos a ese número que nos dieron. Nadie nos atendió. Cuando finalmente llegué a mi casa, tuvimos que tomar un tranquilizante mi esposo y yo para poder dormir. Nos despertamos al mediodía todo mareados, sin entender nada. Y ahí sí, miles de mensajes perguntando como estábamos, que necesitábamos, diciendo que no tenían señal y otras excusas", contó sobre el final de lo ocurrido.