Política

Después del 31 de marzo será tarde para lágrimas…

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Todos los procesos electorales tienen prolegómenos y sinuosos procedimientos que van más allá de lo estrictamente jurídico, estamos seguros que en las internas justicialistas no aparecerán las excepciones. Nadie debiera sorprenderse que quienes pretendemos innovar en el partido tendremos que lidiar contra todas las estructuras y costumbres tóxicas establecidas por los de siempre. Para nada resulta fácil y siempre lo dijimos.

 

Pero llega un momento en que escuchar chismes, acusaciones, críticas, producen hartazgo. Existe mucha gente que despotrica en las redes, otros arengan en las mesas de café, y en los pasillos como grandes analistas, ni hablar de las charlas privadas traficando datos, cuando todos debiéramos estar en las trincheras.

 

Desde el Congreso de Saladas venimos poniendo el pecho a cada bala que lanzó el escepticismo, confiando que la mayor participación de los compañeros convertiría este año en una gran oportunidad para renovar autoridades venciendo la desilusión. Y no es cuestión de hombres providenciales, se trata de convicciones, ideas, creencias y sentimientos.

 

A todos les digo que este es el momento oportuno para anotarse en la pelea con nombre y apellido, plantear alternativas, tomar cada uno su puesto en la lucha porque pasó el tiempo del rezongo. Ahora o nunca. Es tiempo de acción y el terreno requiere a los peronistas de corazón, en la alternativa que mejor los represente.

 



 

Los chimenteros seguirán deslizando versiones de arreglos espurios, de listas acordadas de antemano, de plazos y condiciones incumplibles, de situaciones antijurídicas, de órdenes desde Buenos Aires. Tratan de evitar que los afiliados vuelvan a creer en que la política se hace actuando, analizando cada momento, comprometiéndose todos los días. Esto sólo favorece al pasado que no debemos repetir.

 

Sabemos de esas reuniones impensadas hasta hace poco, que los entuertos están a la orden del día, que todos los días se cierran tratos de dudoso cumplimiento, y se piensan posiciones que sólo interesan a pocos, en entuertos similares que se repiten hace décadas. Allá ellos. Que cierren todo lo que quieran cerrar, nosotros no estamos en ésa y no nos interesa llegar a ninguna posición con métodos funcionando a fuerza de rosca.

 

Nosotros seguimos convocando ampliamente, explicando que no debe perderse tiempo en situaciones fantasiosas porque ya estamos dando la batalla. Todos tenemos que superar el descreimiento para asumir los compromisos participando como afiliados y dirigentes, luchando en todos los aspectos porque así se logran los objetivos.

 

La fecha clave para reconstruir el Partido Justicialista es el 31 de marzo. No hay otra cosa más importante que las urnas y la voluntad de votar para quienes un partido ganador y participativo. Hasta entonces hay que ponerle ganas, porque después ya será demasiado tarde para derramar lágrimas.

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