Es día de feria en Malone, un pueblo perdido al norte de Nueva York , casi en la frontera de Canadá. Cae la noche y no se escucha el coro de las chicharras. Lo tapan la música enlatada de la noria, de los autos de choque, de los puestos donde ganarse un peluche acertando con la carabina. Hace calor y humedad y queda mucho para noviembre, para su frío y su cita con las urnas.Todavía no ha acabado el verano y será también día de feria en muchos pueblos de España. Modestos y rurales, como Malone, rodeado por granjas, campos de cultivo, lagos y bosques en los que suenan los disparos de los cazadores. La feria está llena de gente normal, lo que quienes no viven en sitios así llaman la \'América profunda\'. Mecánicos, enfermeras, carpinteros, maestras, temporeros, empleados públicos, dueños de negocios locales. No tan alejado de aquel pueblo de España .Uno se sienta con un trozo de masa frita espolvoreada con azúcar –el bocado más popular– a ver la atracción de la noche. Un \'demolition derby\', una competición entre coches que se chocan entre ellos en un recinto de barro. Gana el último coche que sigue vivo. Algunos espectadores celebran con gritos los mejores golpes. Uno mastica la masa frita en medio del estruendo de los motores sentado en las tribunas, entre cientos de locales, y se acuerda de la otra feria, la de su pueblo en España. Y es imposible no sentir cierta desolación por los compañeros de banco. Comen peor, beben peor –aquí solo está permitido en un recinto cerrado, huella del puritanismo–, ríen menos que su contraparte en la otra orilla. No bailan. No hay grupos grandes de amigos. La gente aquí parece más triste, menos sana, más sola.Ellos no saben que existe esa feria de esa España. Pero sí que son víctimas de cierta estafa. Por eso en miles de \'malones\' en EE.UU. se votó a Donald Trump en masa en 2016 y en 2020. Por eso llevan su nombre en camisetas y gorras, y hasta en el chasis abollado de algunos de los coches que se destrozan entre ellos. Por eso le volverán a votar este noviembre. Ese es el milagro de Trump: en sitios como Malone, él es uno de los suyos.