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Día de mudanza en la Casa Blanca: cinco horas sin margen para el error

Este 20 de enero tendrá lugar una de las mudanzas más complejas y rápidas del mundo: el personal de la Casa Blanca dispone de solo cinco horas para vaciar, limpiar, reorganizar y dejar lista la residencia presidencial para la nueva familia. De los Biden a los Trump , cada detalle debe estar perfectamente planeado para que la transición sea imperceptible para quienes cruzan las puertas de la residencia más famosa del mundo.La operación incluye una limpieza exhaustiva, el reemplazo de colchones, el lavado de ventanas y la reposición de ropa de cama y toallas. Las neveras, por supuesto, deben estar abastecidas con los alimentos favoritos de la familia entrante. En el caso de Donald Trump , eso significa Coca-Cola Light y galletas Oreo. Nada puede quedar al azar: no hay cajas almacenadas de antemano ni muebles preparados con antelación. Todo, absolutamente todo, debe moverse, ubicarse y colocarse con una precisión que raya en lo quirúrgico.Mientras los ojos del mundo estarán puestos en la ceremonia de juramento de Trump en el Capitolio, el equipo de la residencia presidencial deberá asegurarse de que todo esté listo para cuando la nueva familia cruce el umbral de su hogar. Para los Trump, esta experiencia tiene una ventaja: no es su primera mudanza a la Casa Blanca. «Sé adónde voy. Conozco las habitaciones donde viviremos. Conozco el proceso», afirmó Melania Trump en una reciente entrevista en Fox News, subrayando que esta segunda vez será mucho más sencilla.Noticia Relacionada Su nuevo equipo estandar Si Los «días del trueno» ya retumban sobre el Ala Oeste David Alandete El nuevo equipo de Trump no se asemeja en nada al primero: son todos halcones a los que él seleccionó personalmenteEl proceso comienza con un sincronizado cambio de mando. El reloj empieza a marcar el tiempo cuando los presidentes saliente y entrante suben juntos a una limusina compartida rumbo al Capitolio. Es en ese momento cuando el personal de la Casa Blanca entra en acción. Aunque los ocupantes cambien, los trabajadores de la residencia permanecen, y con una precisión casi militar, inventarían, empacan, trasladan y desempacan las pertenencias de ambas familias.La planificación de esta mudanza suele empezar tras las elecciones de noviembre. El a dministrador jefe de la Casa Blanca contacta al equipo del presidente electo para coordinar los detalles, desde los muebles hasta el inventario de alimentos. Sin embargo, esa tradición se rompió en 2020 cuando Trump , tras perder la reelección, se negó a facilitar la transición para los Biden. Melania Trump , por su parte, tampoco invitó a Jill Biden a la residencia, un gesto simbólico que subrayó la tensión de aquel momento.Este año, la logística será igual de rigurosa. Los camiones de mudanza para ambas familias estarán aparcados cerca de la Casa Blanca, listos para avanzar en cuanto reciban autorización de seguridad. A partir de ahí, el personal trabajará en equipos: unos empaquetarán los objetos restantes de los Biden y cargarán las cajas en el camión, mientras otros traerán las pertenencias de los Trump y las instalarán de acuerdo con las instrucciones del equipo de Melania.La nueva familia presidencial previamente selecciona muebles y obras de arte del acervo permanente de la Casa Blanca, almacenado en unos hangares en Maryland. También eligen colores de pared, distribución de habitaciones y detalles personales, como temperatura ideal, refrigerios favoritos o incluso jabones preferidos, lo que añade un nivel de personalización meticuloso al proceso.Los objetos de la colección permanente utilizados por la familia saliente —vajillas, retratos, muebles— deben devolverse al almacenamiento federal, y cualquier regalo recibido de dignatarios extranjeros durante la presidencia pasa a ser propiedad de los Archivos Nacionales. Si un presidente desea conservar un regalo en particular, debe comprarlo por su valor de mercado, siguiendo estrictos protocolos.El Despacho Oval , en particular, debe estar completamente listo y adaptado a las preferencias del nuevo presidente desde el primer día, ya que es el centro operativo del mandatario. Aunque la mayor parte de los cambios ocurren en las áreas privadas, el Despacho Oval recibe una atención especial, porque en él suele firmar el nuevo mandatario sus primeros decretos, un acto cargado de simbolismo.Para el servicio doméstico de la Casa Blanca, un centenar de personas, el día comienza temprano, alrededor de las 4:00. En este momento se realizan preparativos que requieren tiempo adicional antes de que comience la mudanza principal. A las 8:30, el personal se reúne con el presidente y su mujer para despedirles. Le entregan a este un regalo que siempre es el mismo: una caja hecha de madera histórica de la Casa Blanca, que contiene las banderas que ondearon el día de su investidura y en su última mañana en el cargo. Se trata de un gesto simbólico, iniciado durante la presidencia de Ronald Reagan .

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