El primer jueves de noviembre, por disposición de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco, por sus siglas en inglés), se conmemora el Día Internacional contra la Violencia y el Acoso Escolar, con el fin de visibilizar esta problemática, que afecta principalmente a niños y adolescentes en el ámbito escolar y cibernético.
“Un número importante de niños, niñas y adolescentes en todo el mundo enfrenta violencia y acoso en la escuela, incluyendo el ciberacoso, lo cual viola sus derechos a la salud, bienestar y educación”, apuntaron desde la Unesco. Hace unos años, los Estados Miembros de este organismo decidieron fijar al primer jueves de noviembre como una jornada internacional para poner esta cuestión sobre la mesa.
El objetivo de la fecha –que este año se conmemora el jueves 7 de noviembre– es que los alumnos, las familias, las comunidades educativas, la industria tecnológica y la sociedad toda pueda discutir sobre cómo prevenir las formas de violencia y fomentar la construcción de entornos de aprendizaje seguros.
¿Qué es la violencia escolar?
La violencia escolar existe en todos los países y afecta a un gran número de niños y adolescentes. Se trata de todas las formas de violencia que tienen lugar dentro o fuera de las aulas, en los alrededores de las escuelas, en el camino a casa, como así también en los intercambios en línea y otros entornos digitales.
La violencia escolar es padecida, principalmente, por estudiantes, y puede ser perpetrada por otros alumnos, docentes o integrantes de la comunidad educativa. Cada mes, uno de cada tres estudiantes sufre acoso escolar en todo el mundo.
Asimismo, más del 36% de los alumnos se ve afectado por una pelea física con algún compañero y casi uno de cada tres fue agredido físicamente al menos una vez al año. El ciberacoso, por su parte, es un problema creciente que afecta a uno de cada diez niños.
Aunque es difícil recopilar datos sobre la violencia sexual o de género en la escuela, los datos mundiales demuestran que una de cada cuatro mujeres jóvenes ya ha sufrido violencia por parte de su pareja antes de cumplir los 24 años, lo que indica la presencia de violencia de género o sexual entre los niños en edad escolar.
La violencia escolar se refiere a la violencia física, psicológica y sexual. Puede adoptar diversas formas, como castigos corporales, abusos y agresiones sexuales, acoso escolar o ciberacoso, comentarios con connotación sexual, peleas físicas y violencia psicológica por parte de compañeros o adultos, como burlas dañinas, insultos y exclusión o denegación de recursos.
¿Cómo afecta a la educación y la vida de los estudiantes?
La violencia escolar puede tener graves repercusiones y consecuencias duraderas en la salud física y mental de los estudiantes, así como en sus rendimientos educativos y, a su vez, en su futuro.
Por ejemplo, el acoso se asocia a dolores de cabeza, trastornos con el sueño, depresión y pensamientos suicidas, así como a comportamientos de riesgo, como el consumo de drogas, el tabaquismo, el consumo de alcohol y las relaciones sexuales de riesgo.
La violencia sexual entre adolescentes también puede conducir a un mayor consumo de sustancias, depresión y problemas de salud como embarazos no deseados, así como a una mayor probabilidad de sufrir violencia o de perpetrarla en la edad adulta.
Los estudios también han demostrado una correlación entre el acoso, el ambiente escolar y los resultados más bajos en las pruebas estandarizadas, y el acoso puede ser uno de los principales impulsores de un rendimiento académico más bajo.
Debido a su repercusión en el aprendizaje, la violencia escolar no es sólo una cuestión de derechos de los niños, sino que también conlleva costes significativos para los sistemas educativos si no se toman las medidas pertinentes.