Cada 19 de enero se celebra el Día Mundial del Pochoclo. Cuándo se fijó la fecha y quién estuvo a cargo. Breve historia de las palomitas de maíz y su vínculo con el cine.
Cada año, el 19 de enero, los amantes del cine y el maíz se unen para celebrar el Día Mundial del Pochoclo. Esta festividad, que ha ganado popularidad en diversas partes del mundo, rinde homenaje a uno de los acompañamientos más queridos en las salas cinematográficas y hogares alrededor del globo: el pochoclo, también conocido como palomitas de maíz.
Día Mundial del Pochoclo: por qué se celebra el 19 de enero
El origen exacto del Día Mundial del Pochoclo es un tanto difuso. La iniciativa fue impulsada por la Asociación Americana de Palomitas en Estados Unidos, país donde se consume con mucha asiduidad.
En un principio, la fecha fue fijada el 31 de enero en 1988. Se cree que la idea original era unirla al Super Bowl, la final del campeonato del fútbol americano que se celebra todos los años. Sin embargo, a partir de 2003 se decidió mover el Día Mundial del Pochoclo hasta el 19 de enero.
Más allá de la historia, la celebración es una oportunidad para que amigos y familiares se reúnan, ya sea en casa o en el cine, para disfrutar de una película acompañada de este crujiente manjar.
Las redes sociales también desempeñan un papel vital ya que los entusiastas comparten sus experiencias, recetas y anécdotas relacionadas con el popular aperitivo que se consume en todo el mundo.
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Desde el clásico pochoclo dulce hasta las variaciones más atrevidas como el salado, se festeja la versatilidad de este comestible. Además, los beneficios nutricionales del maíz, rico en fibra y antioxidantes, añaden un toque positivo a esta festividad gastronómica.
Día Mundial del Pochoclo: breve historia del manjar popular
El pochoclo se popularizó a comienzos del siglo XX. La masificación del cine contribuyó en el proceso: buena parte de los espectadores acostumbraban a comer palomitas de maíz antes de ingresar a la función.
Hacia la década del 30, esa dinámica ingresó en las salas y, de esta manera, se forjó una nueva tradición que llega hasta nuestros días. El pochoclo y el cine se volvieron casi indivisibles.