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Disparos al aire y júbilo en Damasco: «¡Somos libres de los Assad!»

Cae Bashar al Assad y miles de sirios regresan a su país, pero también hay muchos que deciden hacer las maletas y salir a la espera de que la situación se aclare. El cruce de Al Masnaa , principal paso desde el Líbano a Siria , estuvo colapsado durante toda la jornada por los vehículos que trataban de abandonar el país, se necesitaban más de seis horas para poder realizar los trámites. El expresidente ha escapado a Rusia y el nuevo hombre fuerte del país es Abu Mohamed Al Jolani , exlíder de Al Qaida de 43 años que llega con la promesa de construir «una Siria para todos los sirios», una promesa que, sobre todo las minorías, no terminan de creer. Una promesa que quiere poner en marcha con el inicio del trabajo del nuevo gobierno interino y con medidas como la prohibición de increpar a las mujeres por su vestimenta, un gesto hacia esa parte de Siria que no se cubre con velo. La incertidumbre a nivel doméstico es compartida a nivel internacional y Estados Unidos bombardeó posiciones del grupo yihadista Estado Islámico (EI) e Israel dijo que entre sus objetivos de la jornada estuvieron las plantas de armas químicas del antiguo régimen. Superado el puesto fronterizo libanés, comienza la tierra de nadie, ese espacio que los israelíes bombardearon cuando lanzaron la invasión del sur del Líbano y que ha sido milagrosamente reparado. Se llega en pocos minutos al puesto sirio, totalmente vacío. El \'duty-free\' de la frontera ha sido saqueado y los retratos de Assad y su padre Hafez , creador de la Siria moderna, que quedan son los que están más altos y la gente no ha podido llegar. El puesto de pasaportes, la aduana de vehículos… todo está desierto. La única presencia de gente armada son grupos de jóvenes de poblaciones cercanas que han llegado para evitar nuevos saqueos, pero no piden documentos ni hacen preguntas a los recién llegados, sus únicas palabras son: Ahlan Wasahlan! (Bienvenidos).Noticia Relacionada estandar Si Al Jolani se reinventa para aplicar su hoja de ruta: esconder su pasado yihadista con un llamamiento a la unidad David Alandete El líder de la revuelta repudia a Irán, a lo que Estados Unidos dice que va por el camino adecuadoDesde el puesto fronterizo sirio a Damasco son apenas treinta minutos de coche por una carretera que antes tenía cinco puestos de control y ahora ninguno, ni siquiera el de entrada a la capital por el barrio de Mezze , la puerta principal a Damasco desde el Líbano, donde el régimen tenía antes su último gran filtro para controlar las llegadas. «¡Somos libres, libres de los Assad, ya se han terminado 50 años de pesadilla, somos libres!» , explica Moutaz , veterano taxista de la línea entre Damasco y Beirut , que grita «¡libertad!» en cada antiguo puesto de control que supera. Antes no se podía pasar sin pagar un pequeño soborno a los responsables militares o de los servicios de inteligencia. La llegada a la capital en pleno toque de queda discurre entre los disparos al aire y las balas trazadoras que se elevan al cielo desde la plaza de los Omeyas , frente a la radiotelevisión nacional, y las explosiones de los bombardeos de Israel, que hacen temblar la ciudad. Increíble, pero la borrachera de alegría hace que nadie se distraiga con las explosiones de fondo. Los coches avanzan entre miles de casquillos. Estas imágenes de alegría en el corazón del capital se repiten por todos los puntos del mundo donde viven sirios exiliados, la sensación general es que han recuperado su país. La nueva Siria quiere arrancar lo antes posible y tras la conmoción de los once días de ofensiva militar que derrocaron al régimen , llega la hora de dar los primeros pasos en la transición. El ex primer ministro Ghazi al Jalali se reunió con el comandante de Hayat Tahrir al Sham (HTS) - Organización para la Liberación del Levante - y nuevo hombre fuerte del país, Abu Mohamed al Jolani , y acordó entregar el poder a Mohamed Al Bashir , figura clave del gobierno de salvación sirio que era el encargado de gestionar Idlib . El espejo de AlepoEn esta provincia del norte de Siria, fronteriza con Turquía , han permanecido los grupos armados de la oposición, con HTS a la cabeza, durante una década y ahora esa estructura será la base para el cambio. Con el paso de los días, además de los políticos, también llegan cada vez más milicianos de esta provincia y los vehículos con la placa de Idlib han tomado la capital. El trabajo se le acumula a unas nuevas autoridades que tratan de asegurar el territorio, reactivar las instituciones, liberar a miles de prisioneros y ayudar a los refugiados a regresar a casa. Todo ello con la obligación urgente de atender a los servicios básicos de la población como la electricidad, la gasolina, el agua y la comida. Damasco trata de mirarse en el espejo de Alepo , segunda ciudad del país y primera gran conquista de los opositores, y confía en que día a día nuevos comercios abran las puertas y se recupere cierta normalidad. Para no abrir nuevos frentes, las autoridades adelantaron que de momento mantendrán el uso de la libra siria como moneda nacional, con los billetes con el rostro de Assad en circulación.

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