Sociedad

Dos correntinos en la NASA

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El alumno Daniel Gualini participó del campamento espacial en Alabama y comentó las novedosas experiencias. Aventuras propias de un astronauta.Entrenamientos espaciales como buceo que simula un paseo en el espacio, desafíos en sillas de gravedad y hasta la confección de minicohetes, fueron algunas de las experiencias que vivieron los estudiantes correntinos Daniel Gualini (de Capital) y Xavier Griolio, que participaron del Campamento Espacial de la Nasa, en Huntsville, Alabama.

 



Esta propuesta fue coordinada por la embajada de los Estados Unidos, que para celebrar el decalustro del histórico alunizaje del Apolo 11, becó a 50 jóvenes estudiantes de diferentes provincias, quienes vivieron la experiencia “Space Camp” de la Nasa del 22 al 27 de septiembre.

 



Se trata de una aventura propia de un astronauta en preparación. Al respecto, el estudiante correntino Daniel Gualini comentó: “Esta experiencia fue única y estamos muy agradecidos a la embajada de Estados Unidos en Argentina, que nos seleccionó. Desde que llegamos a Buenos Aires pasamos momentos muy lindos con el grupo de argentinos seleccionados, y de ahí emprendimos vuelo a Estados Unidos.

 

En Alabama nos recibió un colectivo pintando y con luces especiales de la Nasa, y de ahí nos llevaron al campamento espacial que es un lugar enorme donde podíamos realizar muchísimas actividades. Fue una locura porque recorrimos un museo con réplicas de Saturno V (cohete del primer alunizaje) con partes reales y pudimos ver la cabina de cohetes reales que fueron usados”.

 



Las jornadas en el campamento espacial de Alabama fueron extensas. Los estudiantes participaban de un programa intensivo que integró diversos ejercicios teóricos y prácticos, en los que tuvieron que cumplir las exigencias iniciales de los astronautas, ingenieros y tecnólogos que trabajan en la Nasa.

 



“Nos daban talleres de diseño de ingeniería aeronáutica, con mucho trabajo en equipo y, por ejemplo, realizamos un minicohete que voló muchísimo cuando lo lanzamos. Después también tuvimos actividades un poco más arriesgadas, porque hicimos buceo en un estanque muy profundo. Nos pusieron chalecos con oxígeno y nos daban actividades para realizar bajo el agua -como jugar con una pelota o escribir en un pizarrón-.

 

Algunos chicos no lo pudieron hacer por la presión del agua, que ocasionaba mareos u otros inconvenientes; yo por suerte no tuve ningún problema”, precisó Daniel.

Entre las actividades prácticas, los jóvenes se subieron a una plataforma que generaba una simulación de caminata en la luna y las sillas “multi-axis trainer” que giran aleatoriamente en diferentes direcciones.

 

“Como se ve en las películas o en muchos videos de la Nasa, la silla gira para todos lados, y mucho más rápido de lo que parece. Antes de subir nos dan muchas recomendaciones y no está indicado para todas las personas. Antes de viajar tuvimos que presentar nuestras condiciones médicas”, indicó el estudiante.

 



Cada una de las habilidades adquiridas fueron puestas a prueba en misiones especiales que les brindaban a los equipos que conformaban con roles específicos. 

 



En la vida de Daniel, sin dudas, este acontecimiento influyó en la elección de su carrera. “El campamento me ayudó a conocer muchas personas con otras culturas, a practicar el inglés, y ahora que me falta poco para terminar la secundaria, influyó mucho en mi decisión de estudiar física.

Realmente estoy muy agradecido a la Embajada de Estados Unidos por permitirnos vivir esta experiencia”, sintetizó.

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