Salud

El aceite de oliva reduce el riesgo de cáncer de mama

Así lo reveló un estudio realizado en España. Los detalles.
Un estudio realizado en España arrojó que unas cuatro cucharadas diarias en el marco de una dieta mediterránea pueden reducir hasta en dos terceras partes la incidencia de la enfermedad.

El aceite de oliva es un buen aliado en la prevención del cáncer de mama. Así lo reveló un estudio realizado en España según el cual las mujeres que lo tenían incorporado a su dieta mostraron casi un 70% menos de riesgo de sufrir cáncer de mama que quienes no lo consumían.

La investigación, publicada esta semana en la revista especializada JAMA, fue realizada por la Universidad de Navarra y el Centro de Investigación Biomédica en Red-Fisiopatologia de la Obesidad y la Nutrición (CIBERobn) en el marco del ensayo clínico PREDIMED (Prevención con dieta mediterránea), el de mayor envergadura que se haya realizado en el país ibérico sobre nutrición.

Participaron 4.282 mujeres de entre 60 y 80 años que fueron divididas en tres grupos diferenciados únicamente por la dieta. El primero debía suplementarla con aceite de oliva virgen extra (1.476), el segundo con frutos secos (1.285) y el de control debía llevar una alimentación baja en todo tipo de grasas (1.391). Al cabo de un seguimiento de casi cinco años, a 35 se les detectó cáncer de mama. Los resultados fueron contundentes: la incidencia de la enfermedad en el primer grupo fue dos veces menor que en el de control.

Las tasas absolutas de cáncer de mama por cada 1.000 mujeres/año fueron 1,1 en el primer grupo, 1,8 en el segundo y 2,9 en el tercero.

 “En la comparación de la dieta mediterránea suplementada con aceite de oliva frente a la dieta control se reducía el riesgo de cáncer de mama en un 68% en términos relativos. Es una reducción de dos tercios. Es una diferencia muy impresionante, muy fuerte y estadísticamente significativa”, señaló en diálogo con Clarín Miguel Ángel Martínez-González, coordinador del estudio y docente de Medicina Preventiva de la Universidad de Navarra. No obstante, aclaró que como todo estudio conlleva un margen de error, por lo que se puede decir que la disminución del riesgo se ubica entre un 20 y un 80%.

La indicación a las mujeres que formaban parte del primer grupo era que usaran el aceite de oliva para todo. “Les recomendábamos a las pacientes que sumando todos los usos (cocinar, freír, untar en el pan) sumaran por lo menos cuatro cucharadas soperas al día, que equivalen a 45/50 gramos, pero había pacientes que consumían entre 70 y 80 gramos”, explicó el médico. Al segundo grupo se les obsequiaban frutos secos, de los que debían comer unos 30 gramos diarios entre nueces, avellanas y almendras (“En ellas se vio una reducción del riesgo de cáncer de mama, pero que no llega a ser estadísticamente significativo”). Mientras que a las integrantes del grupo de control “se les daba el consejo de evitar el consumo de alimento graso y, por supuesto, de no consumir aceite de oliva”. Se trataba de una recomendación vigente al inicio del estudio, en 2003, cuando el paradigma de dieta saludable implicaba que fuera baja en todo tipo de grasas, en coincidencia con los postulados de la Asociación Americana del Corazón.

Como parte del exhaustivo seguimiento, las participantes tenían entrevistas periódicas con nutricionistas y eran sometidas a análisis de orina y sangre para constatar la presencia de ácidos grasos, lo que implica que la “se ha validado bioquímicamente la ingesta de alimentos”.

El objetivo primario del ensayo estaba centrado en estudiar la reducción del riesgo cardiovascular con la dieta mediterránea. La exploración en cuanto a cáncer de mama era secundaria. No obstante, los factores de riesgo de cáncer estaban bien equilibrados en los tres grupos, ya sea en cuanto a obesidad, antecedentes familiares, sedentarismo y tabaquismo, entre otros. “Los tres grupos eran exactamente iguales en todos los factores de riesgo. Lo único que variaba entre los tres era la dieta. Por lo tanto, todo lo que hemos observado se puede atribuir como causa y efecto a esa dieta, porque en todo lo demás eran iguales. Esa es la gran fortaleza que tiene este estudio clínico”, destacó Martínez-González.

Cuánto consumir

Un punto clave es que para que el aceite de oliva reporte beneficios a la salud debe ser virgen extra. “Porque los componentes más protectores del aceite de oliva están precisamente en una serie de sustancias llamadas polifenoles que están en el aceite de oliva virgen extra, pero no en el refinado”, subrayó el especialista del Instituto de Investigación Sanitaria de Navarra y del CIBERobn de Madrid. “El aceite de oliva virgen extra es el jugo de la aceituna, del olivo, que es extraído por presión, por método físico, no se obtiene por disolventes, ni compuestos químicos. Contiene una serie de sustancias que hacen que el olivo aguante temperaturas extremas y que haya aguantado miles de años”, subrayó.

Y amplió: “Hay muchos estudios que se han realizado en modelos animales y también en líneas celulares del cáncer de mama que muestran que esas moléculas que son los polifenoles como son la oleuropeína u el oleocantal tienen propiedades antitumorales, que hacen por ejemplo que el ADN, el material genético, no se oxide. Hace también que las células que empiezan a volverse tumorales, que se malignizan, hagan como que se suicidan. Es lo que se llama apoptosis, muerte celular programada”.

Para Martínez-González, de hecho, los beneficios del aceite de oliva no se ven en todo su esplendor en este estudio, ya que su consumo fue comparado con el de una dieta baja en grasas. En caso de contrastarlo con la alimentación de la población en general, considera, la reducción del riesgo se elevaría.

El médico aclaró también que los efectos protectores del aceite de oliva son mayores si se encuadran dentro de un patrón de dieta mediterránea, que se caracteriza por la abundancia de vegetales, pescado, legumbres y cereales. La población argentina, en líneas generales, está bastante alejada de ese tipo de alimentación: aquí se consume mucha carne roja, poco aceite de oliva (250 ml per cápita por año), baja cantidad de legumbres y la mitad de las frutas y verduras que corresponden a la porción diaria recomendada.

Resultados

Los resultados del estudio “sugieren un efecto beneficioso de la dieta mediterránea complementada con aceite de oliva virgen extra en la prevención primaria del cáncer de mama. Las estrategias preventivas representan el enfoque más sensato contra el cáncer. El paradigma de la intervención implementada en el ensayo PREDIMED ofrece un escenario útil para la prevención del cáncer de mama, ya que se lleva a cabo en los centros de atención primaria de salud y también ofrece efectos beneficiosos sobre una amplia variedad de aspectos de la salud. Sin embargo, estos resultados necesitan ser confirmados por estudios a largo plazo con un mayor número de casos incidentes ", concluyen los autores que, entre otras limitaciones de la investigación señalaron que el cáncer de mama no era el objetivo primario del ensayo, el número de casos detectados fue baja y que no se puede establecer si el efecto beneficioso observado se debió principalmente al aceite de oliva o a su consumo en el contexto de la dieta mediterránea.

Mitchell Katz, subdirector de JAMA Internal Medicine, comentó en una nota relacionada que, más allá de que “ningún estudio es perfecto”, se conoce que la dieta mediterránea reduce el riesgo de enfermedad cardiovascular y es segura. “También puede prevenir el cáncer de mama. Esperamos ver más énfasis en la dieta mediterránea para reducir el cáncer y las enfermedades cardiovasculares y mejorar la salud y el bienestar”. (Clarín)

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