El fortísimo ajuste provincial comienza a hacer reaccionar ya no sólo a los gremios que mantuvieron el alerta en todo lo que va del año, sino también ahora a los sectores privados a los que el gobierno provincial pretendió que daba atención cuando aplicaba fuertes recortes en el sector público.

 

Sin embargo, la política de acompañamiento a las políticas nacionales del Frente Chaco Merece Más quedaron en evidencia cuando diversas instituciones entre ellas la Federación Económica, la Sociedad Rural, Federación Médica y Asociación de Clínicas, entre otras, lanzaron la advertencia por el ahogo que sufren a partir de la denuncia de una fuerte presión impositiva, que se traduce finalmente en una invitación a más ahorro de parte del Estado.

 

Es un calco del Coloquio de IDEA que ha enseñado como nunca antes que los sectores empresarios, partenaires de la corrupción en los años del kirchnerismo, se desgarran ahora las vestiduras para acompañar el brutal ajuste pidiendo todavía mucho más.

 

Ninguno, ni en la provincia del Chaco ni a nivel nacional, puede traducir entonces el sentimiento de los sectores más bajos de las capas sociales argentinas. Si por ellos fueran irían ya por los planes sociales, las jubilaciones, y en general –y sin medias tintas- por el empleo público.

 

Todo necesario, en esos términos, para bajar los niveles de presión impositiva que les permita desarrollar su actividad.

 

Hay críticas aisladas, superficiales, a las consecuencias de las políticas nacionales, los niveles de tasas de interés a la que ven responsable del lugar común “ruptura de la cadena de pagos”. Pero no advierten que son los efectos de las medidas de un gobierno que no tiene la menor idea de cómo gestionar un país. Susana Malcorra, ex Canciller argentina, ex miembro del mejor equipo de los 50 años advirtió ahora que la administración nacional tenía una “forma inicial de trabajo con una visión muy empresarial del armado del equipo de trabajo, y el Estado no es una empresa. Se puede trasladar algunas buenas prácticas pero la forma del manejo en general tiene algunos matices distintos, ese fue uno de los temas que más afectó la capacidad de gestión de un equipo que se complicó en su propia coordinación interna".

 

¿Hace falta indicar que los sectores concentrados de la economía y sus representantes, empresarios, medios de comunicación, la centro-derecha y derecha, representan un sector, pero no a toda la Argentina o la provincia?

 

La responsabilidad del gobierno más allá de sus inclinaciones, de su ideología o de su origen, es precisamente darse cuenta de ello y en definitiva equilibrar la atención de los requerimientos de las distintas capas sociales.

 

El crecimiento de la pobreza, la reducción del poder adquisitivo de los salarios, la caída en la calidad de vida de la porción mayor de la sociedad nacional y provincial, representa entonces un desequilibrio. Ergo, el fracaso de las gestiones de Macri a nivel nacional y de Peppo en la provincia.

 

En el juego actual pierde la mayoría. En el nacional el sector financiero especulador es el ganador. En la provincia, algo parecido, al que debería agregarse el beneficiado por la corrupción que ha atravesado al gobierno local y que está lejos de ser controlado –a pesar de las causas judiciales-. Su último escándalo, el robo de 110 toneladas de leche en polvo fortificada para niños menores de 2 años desnutridos o mal nutridos.

 

Puede achacarse a esto la cuestión partidaria. Difícil. Cambiemos gobierna con Mauricio Macri y el Frente Chaco Merece Más con Domingo Peppo. Los partidos hoy son apenas instrumentos para encumbrar personas.

 

Tampoco es una cuestión de ideas. El diagnóstico de la realidad es compartido por prácticamente todos. Pero el empecinamiento en el rubro trazado es revelador. Lo más nueva, la adenda del Pacto Fiscal posibilitado entre otros por la diputada nacional Elda Pértile. Su impacto importará en un nuevo castigo a los sectores asalariados que en la provincia serán alcanzados con el Impuesto a las Ganancias. Las provincias se comprometen a hacer alcanzar por este tributo a una mayoría de sus empleados públicos.

 

Lejos quedó la campaña de 2017 cuando la candidata de Domingo Peppo decía “Queremos un Estado presente, que se vea reflejado en las decisiones. Consideramos que el Estado es insustituible para garantizar los servicios a los ciudadanos como la educación, salud, seguridad, energía, agua, más obras y además asegurar las condiciones básicas de consumo para una vida digna”.

 

El estado nacional y provincial hacen exactamente lo contrario. Empecinados en marchar hacia esa dirección. ¿Quién demandará las mentiras de la campaña?

 

En medio de todo eso, armar una oposición fuerte en la Argentina o en la provincia parece una tarea imposible. El Justicialismo es un ejemplo de atomización y el Chaco es uno de los espacios donde se ve con más claridad. Un Capitanich que insiste en que hay que contener a los traidores para poder ganar, sin importar que los traidores sigan traicionando.

 

Y por otro lado un Domingo Peppo que asegura “el peronismo está vivo y va a recuperar el poder”. Ímproba tarea de aquellos que alejan a éste partido de su base electoral.

 

En el Chaco, la oposición juega sólo en la superficialidad. La caída en desgracia de Aída Ayala no mereció un análisis profundo. Mejor no hablar de ciertas cosas, es la estrategia. Leandro Zdero es la principal referencia de esa endeble circunstancia.

 

Se puede suponer que el principal candidato Carim Peche todavía no arrancó plenamente la campaña y por eso aún no ha tenido posiciones más fuertes sobre cuestiones muy sensibles. El tema del robo de la leche por citar un ejemplo. O los recurrentes ingresos y acomodos que han sido denunciados por la gente a través de las redes sociales y no por la oposición, en la Policía, en Lotería, en el Insssep, en el Ministerio de Educación. Esas medidas, contradicen el ajuste y el discurso del gobierno y el silencio opositor es un aval.

 

Alejandro Aradas hizo caer, pero no definitivamente, el escándalo en la policía. Viendo a este gobierno provincial es apenas un desensillar hasta que aclare.

 

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