Política

El corso de Colombi tuvo poca repercusión popular

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El anunciado corso barrial ‘made in’ Gobierno de la Provincia no tuvo la repercusión esperada, quizás por estar fuera de calendario tradicional como se hace habitualmente en enero o febrero. Como los viejos espíritus de Momo lo reclaman y más que eso. Casi fue llamado al fracaso de no ser por un par de centenar de entusiastas carnavaleros que le pusieron el pecho y el modesto ropaje a la invitación y animaron la noche inaugural de noviembre sobre la avenida Montecarlo, en la frontera de los barrios San Marcelo y Laguna Seca. Una zona calentita para cualquier cosa, pero que supo entregar un tibio fervor popular a la hora de contabilizar una asistencia que fue menor a la esperada.



Lo único que despertó el ‘corsito barrial’, con chapa patente y copyright del municipio de la capital, fue una polvareda en las redes sociales, como estila general polémica nuestro carnaval, trátese del corso oficial del famélico corsódromo o del corso popular que lleva su troupe por los barrios capitalinos desde las épocas de Camau Espínola.



Algunos se animaron a “decir” que deberían presentarse a licitación. Nada de eso hubo en este caso del carnaval de noviembre (¿?), que suena raro, como festejando Navidad en pleno enero. Porque la adjudicación fue directa y el anunció con la cartelería provincial mucho más. Simplemente se organizó.



Una pluma punzante del carnaval correntino escribió desafiante para que “se presenten a una licitación”, que no la hubo en este caso como en tantas otras oportunidades, ni siquiera hubo un concurso de precios por lo menos y que “hagan los carnavales, pero con su plata”, no “con el dinero de la Provincia”. Un viejo lechuzón que sobrevoló por el mini corsódromo montado a las apuradas sobre la Avenida Montecarlo, tuvo la sensación que “le robaron algo más que la ilusión a la gente” y faltan varias noches más.

 

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