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El déficit de vivienda y la ocupación irregular del suelo, una trampa mortal en Petrópolis

Los deslizamientos de tierra ya han provocado la muerte de más de un centenar de personas en la ciudad, una comarca serrana de Río de Janeiro que el martes último recibió en cuatro horas el equivalente a toda la lluvia de febrero.


Problema crónico de Brasil por el déficit de vivienda, la instalación de casas en las colinas de los morros, sumado a la falta de planificación y de ejecución de planes de contingencia, se transformó en la trampa mortal para los deslizamientos de tierra que ya han provocado la muerte de más de un centenar de personas en Petrópolis, una comarca serrana de Río de Janeiro que el martes recibió en cuatro horas el equivalente a toda la lluvia de febrero.
En medio de la tragedia, datos oficiales indican que el gobernador Claudio Castro, un aliado del presidente Jair Bolsonaro, ejecutó la mitad del presupuesto del estado de Río de Janeiro en prevención de desastres, como el riesgo de la ocupación desordenada en los morros y sus posibles consecuencias con las lluvias torrenciales de las regiones del entorno del Trópico de Capricornio.
"No se resuelven problemas de 20, 30 ó 40 años en apenas un año", afirmó el Gobernador, mientras en Petrópolis vecinos participaban de la búsqueda de desaparecidos excavando con palas y hasta con las manos en el lodazal en el que se transformó la ciudad, en un escenario de guerra, en palabras del propio Castro.
En medio del debate sobre por qué los veranos -época de lluvias en San Pablo, Río de Janeiro, Minas Gerais y Espirito Santo- son sinónimos de tragedias climáticas, un documento de 2017 indica que la Municipalidad de Petrópolis fue alertada sobre 15.240 casas de alto riesgo de derrumbe.
El documento, revelado por el portal de noticias UOL, es el Plan Municipal de Reducción de Daños y fue ejecutado por la empresa Theopratique.
El informe indicaba que el 10% de las casas de Petrópolis estaban en una situación de alto riesgo ante posibles deslaves de los morros en la pintoresca comarca serrana donde funciona el Museo Imperial inaugurado por Dom Pedro II en la mitad del siglo XIX y donde en invierno viajaba la familia real que gobernó Brasil hasta 1889.
Entre las 102 regiones que se encuentran en el mapa de riesgo aparece la zona del Morro da Oficina, el lugar más crítico de la tragedia del martes, donde un derrumbe arrasó al menos 80 viviendas y creó ríos de lodo que arrastraron hasta el centro de la ciudad centenas de automóviles, invadieron casas y comercios y generaron, por ejemplo, el quiebre del sistema de agua potable y de energía eléctrica.
Petrópolis es una ciudad que no funciona desde el martes, sin clases, sin transporte público y apenas con ambulancias, grúas, carros de bomberos y vehículos de sepelios.
Según el portal UOL, el plan oficial apuntó que 729 inmuebles estaban con amenaza de derrumbe en el Morro da Oficina y que eran necesarios unos 35 millones de reales, unos 7 millones de dólares, para trabajos de infraestructura y remoción de los habitantes.
El gobernador Castro admitió que la ciudad activó un sistema de alarmas el martes para abandonar las viviendas, pero parte de la población no quiso salir de sus casas. Argumentó que fueron las peores lluvias desde 1932.
El intendente Rubens Bomtempo dijo que el sistema de alarmas funcionó muy bien y que mucha gente logró salvar su vida.
La ciudad vive en estado de alerta permanente, sobre todo después de que toda la región serrana, incluyendo Nova Friburgo, Arial y Teresopolis (famosa por tener allí el predio de entrenamiento de la Selección brasileña de fútbol) sufriera en 2011 derrumbes en serie con las fuertes lluvias, provocando más de 900 muertos y con un centenar que continúan desaparecidos.
El presidente Bolsonaro prometió que el viernes visitará Petrópolis a su llegada de su gira por Rusia y Hungría, cambiando, en este año electoral, su política frente a las tragedias climáticas.
El mandatario fue criticado en la última semana de diciembre por estar paseando en jet sky y yendo a la playa en Guarujá, San Pablo, mientras las inundaciones, con más de 30 muertos, golpeaban al interior rural del estado de Bahía y a gran parte de Minas Gerais.
En la reciente tragedia de inundaciones y deslaves en el Gran San Pablo, con 24 muertos, Bolsonaro culpó a la población pobre por ocupar terrenos en riesgo y fue criticado por no presentar un plan de viviendas masivo. "Faltó visión de futuro por parte de quien construyó", dijo.
Especialistas apuntan que el problema habitacional en Petrópolis se intensificó a fines de los años setenta, con la dictadura militar (1964-1985), a partir de la migración interna de familias pobres de la Baixada Fluminense (Gran Rio de Janeiro). Muchos eligieron las favelas urbanas de la ciudad de Río de Janeiro y otros intentaron suerte a 68 kilómetros de la ciudad maravillosa, en una comarca serrana que, con sol, parece un cuento de hadas, pero que en los veranos se ha transformado en una escena de terror.

BRASIL

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