Opinión del Lector

El día que la Plaza fue la mejor aula

Este martes se realizaron más de 100 clases públicas en Plaza de Mayo como parte del plan de lucha que la comunidad universitaria lleva en contra de los recortes de Javier Milei. La jornada incluyó también gritos y abucheos al Presidente cuando se asomó al balcón de Casa Rosada.



Bajo un cielo espectacular de primavera, la Plaza de Mayo se convierte este martes en una enorme aula improvisada, donde numerosos docentes dictan más de 100 clases de distintas carreras y asignaturas universitarias para miles de estudiantes en una jornada más del plan de lucha que lleva adelante la comunidad universitaria desde hace meses, en el marco del desfinanciamiento institucional y el recorte salarial. La calma solo se interrumpe cuando el presidente Javier Milei --en el día de su cumpleaños-- sale acompañado de su Gabinete a saludar al balcón de la Casa Rosada y es recibido con abucheos al grito de: “¡Universidad de los trabajadores y al que no le gusta, se jode, se jode!”.



"Fue una provocación", opina a este medio Sonia González Urrutia, una docente jubilada. "Salió con toda la comitiva al balcón y lo fuimos a saludar...", explica con una sonrisa, mientras a sus espaldas continúan los insultos al mandatario y la Policía intenta frenar el paso de la horda estudiantil con un vallado. Y afirma: "No sé si es que ellos creen que mantienen la simpatía del principio, pero acá cambió la cosa. Estamos organizándonos, esto no lo queremos más, y seguimos luchando.



Aviso a Milei: La mayoría de la Argentina apoya la universidad pública



La convocatoria, realizada días atrás por la Asociación Gremial Docente de la Universidad de Buenos Aires (AGD UBA), es respaldada desde temprano por una gran cantidad de alumnos que se acercaron hacia el epicentro porteño para manifestar su apoyo a la educación pública. "Por el presupuesto para las universidades, por el salario y las becas estudiantiles", enfatizan los carteles y banderas que se despliegan en la Pirámide de Mayo y los alrededores ante la mirada de locales y turistas.



Las disciplinas que se dictan al aire libre son muy variadas: Química Biológica, Matemática, Cálculo Avanzado, Sociedad y Estado, Semiología, Psicología, Álgebra, entre tantas otras. Los estudiantes se sientan en el pasto o en sillas de plástico negro en ronda o en pequeños grupos y toman nota en sus cuadernos. Los mates van y vienen, al igual que las cremas de protectores solares y los cartones para cubrirse la cabeza ante el sol abrasador.



Mientras tanto, los profesores tienen atriles de madera de pino con pizarrones improvisados y algunos llevaron micrófonos y parlantes para no tener que forzar la voz. No falta algún transeúnte que se arrima, quizás con algo de timidez, a escuchar la lección. El clima es de solidaridad y compañerismo, algo con lo que muchos docentes aseguran, se intenta revertir desde la gestión de La Libertad Avanza.



"El Gobierno está en un momento de ofensiva ideológica muy fuerte, de individualismo, de exacerbar el 'sálvese quien pueda'", remarca a Página|12 Ana Laura Sofía, docente en las Facultades de Ciencias Económicas y de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires (UBA) que da clases de Historia Económica y Social Argentina ante un puñado de alumnos frente a la Casa Rosada. "Convoqué a mis estudiantes de la sede de Avellaneda a formar parte de esta jornada de protesta, en el marco del paro nacional docente --éste es el segundo día--, para mostrarles que nosotros no queremos dejar de dar clase ni perjudicarlos, sino que estamos muy preocupados porque el avance de estas políticas, que tienen como objetivo la destrucción de la universidad pública".



Cuenta que sus alumnos son sensibles a la realidad que atraviesan los profesores de las casas de altos estudios del país y que adhieren a los reclamos para defender el prestigio de la universidad pública, que funciona desde hace años como puente para nuevas oportunidades de vida y trabajo. "De todos modos, es difícil que los estudiantes que han votado a Milei, que todavía tienen confianza en él y que habiten la universidad pública, se animen a hablar", reflexiona.



"Veo con preocupación el futuro de los jóvenes, porque hay falta de proyectos, dificultad para pensarse en el futuro haciendo algo que interese y que permita progresar, crecer en lo personal, o aportar a una sociedad en la que sentirse parte", considera.



Lucas Sabella y Laura Rodríguez tienen ambos 24 años y fueron a escuchar la clase pública de su docente de Teoría y Probabilidades, una materia optativa de la Licenciatura en Matemática de la UBA. "Creo que sirve para desmentir algunos mitos", sostiene él sobre la razón de esta jornada en medio del espacio público, y agrega: "Está bueno para visibilizar que toda la comunidad educativa tiene deseo de seguir funcionando y poder erradicar ese argumento que hay del otro lado de que se toman universidades para no estudiar o porque a nadie le interesa aprender".



Ella, por su lado, defiende la vocación de sus profesores de mantener la lucha por una universidad pública, gratuita, laica y de calidad: "Es muy noble lo que hacen los docentes, porque cobran dos pesos con cincuenta cuando podrían estar cobrando millonadas, y están acá de pura vocación”.



Pero Magalí Ezeiza, de 21 años, mira con mucha preocupación cómo el aumento en los costos de vida fuerzan a los docentes y científicos a migrar al sector privado para poder sustentarse. "Eso no quiere decir que no apoyen la lucha universitaria o que no valoren la importancia de que los docentes tengan salarios dignos”, dice a este medio la ayudante de la materia de Biología en la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA. Por 40 horas semanales de trabajo cuenta que percibe un salario que no supera los 100 mil pesos y que “hay docentes que trabajan mucho más y cobran unos 500 mil pesos”. “Un docente que tiene quizás 10 años de antigüedad cobra menos de 1 millón de pesos. Es terrible", puntualiza.



"Mi visión para el futuro es estar en el Conicet como investigadora y seguir con la docencia, que es algo que me encanta", concluye.



El movimiento estudiantil no se mantiene al margen de la coyuntura sociopolítica y económica, tal como lo indica Federico Golomb, de 23 años: "En el aula la mayoría de los docentes aprovechan los primeros minutos de la clase para hablar de estos temas. Aunque sucede a veces que hay poca recepción o intercambio con los alumnos, sobre todo los que votaron a Milei y sienten una cierta relación asimétrica con el docente", explica. "Igual --aclara--, los docentes fomentan que la gente se anime a participar y a dar su opinión. En la mayoría de las aulas se intenta discutir todo esto".



"En una asamblea un chico reconoció que votó a Milei pero dijo que muchas cosas no las estaba bancando, porque valoraba a la universidad y quería que se baje más presupuesto. Me pareció valioso, porque es un pibe que venía con una idea, y lo sigue bancando seguro al gobierno en líneas generales, pero recapacitó. Se fue aplaudido. Con una mirada distinta, estaba luchando igual que todos nosotros", remarcó.



La lucha se manifiesta no sólo a través de distintas clases públicas, sino también con asambleas de trabajadores de ciencia, de no docentes, una feria de ciencias, charlas abiertas y una radio abierta con estudiantes. En tanto, desde las organizaciones universitarias se analiza la posibilidad de convocar a una tercera Marcha Federal Universitaria.



Por otro lado, el Frente Sindical Universitario anunció también que desde el miércoles 23 de octubre se realizarán clases públicas todos los miércoles a las 12 del mediodía frente al Congreso de la Nación, con el objetivo de visibilizar el conflicto.



"Allí, reclamaremos en apoyo al presupuesto universitario propuesto por el Consejo Interuniversitario Nacional (CIN) y exigiendo una partida presupuestaria de 2 billones de pesos para recomponer salarios docentes y nodocentes en las paritarias", indicaron en un comunicado oficial.

Autor: Manuela Tobia|

Estás navegando la versión AMP

Leé la nota completa en la web