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El fiasco en Siria agudizará la ofensiva rusa en Ucrania

Coincidiendo con la llegada a Ucrania de un lote danés de F-16 , aviones que, hasta ahora, no han servido para avivar sustantivamente las capacidades ofensivas ucranianas, las tropas rusas mantienen su iniciativa en todos los frentes: Kursk , Kupiansk, Chasiv Yar, Toretsk, Prokovsk-Kurajovo, Velika Novosilka e, incluso, en los islotes de la desembocadura del Dniéper. Lo más trascendente sobre el terreno sigue produciéndose en el óblast de Kursk y en la zona de Prokovsk-Kurajovo. En el primero, las tropas rusas, luchando contra el tiempo (el 20 de enero cambia la presidencia de EE. UU.), no acaban de destruir o expulsar a las ucranianas. En la segunda, se sigue completando el dominio ruso en el oblast de Donetsk. Las unidades que progresaban sobre la línea del río Solona han alcanzado Shevchenko, a solo 4,5 km al sur de Prokovsk, lo que induce a pensar que la batalla por ese bastión podría estar muy próxima.Su caída supondría una grave ruptura del frente que, probablemente, arrastraría también la de Chasis Yar donde ya se combate dentro de la ciudad. Y ello favorecería la penetración de las tropas rusas en el vital trapecio de l a defensa ucraniana en el Donbass : Sloviansk-Kramatorsk-Kostiantynivka-Bajmut. Parece, pues, lógico pensar que Putin no estará por favorecer la congelación de las hostilidades armadas en las posiciones hasta ahora alcanzadas, a pesar de que medios norteamericanos, tras la reciente reunión de Trump con Zelenski en París, lo difundan como intención del presidente electo tras su toma de posesión. Porque ello significaría para Putin, por un lado, renunciar a completar sus objetivos de la Operación Militar Especial.Y, por el otro, regalar un tiempo de oxigenación a Zelenski, quien podría así rearmarse y recomponer sus fatigadas Fuerzas Armadas. En otros términos, con la actual situación sobre el terreno en un momento de debilidad operativa ucraniana, el líder ruso difícilmente dará un paso atrás que suponga renunciar a la capitulación total de Ucrania. Solo basta recordar que, desde la óptica del Kremlin, el territorio ucraniano sigue siendo clave para la seguridad de Rusia.Noticia Relacionada aNÁLISIS TÁCTICO DEL GENERAL (r) estandar Si ¿Estamos a las puertas de la Tercera Guerra Mundial? Pedro Pitarch Uno sospecha que, forzosamente, ha existido una intervención directa de medios militares y técnicos norteamericanos, británicos y francesesEllo, seguramente, ha contribuido al atronador desplome del cincuentón régimen sirio, amamantado por Moscú, de la familia Al Assad. El Kremlin, en un momento muy crítico de la guerra en Ucrania, y luchando contra el tiempo, no ha querido detraer capacidades militares que necesita para completar su Operación Militar Especial. Y ello, a pesar de que el fiasco en Siria incida directa y negativamente en el prestigio militar ruso y ponga en riesgo las instalaciones rusas esparcidas por toda Siria, principalmente en la franja entre la costa y la autovía M5, donde se encuentran la base aérea de Hmeymim (16 km al sureste de Lataquia) y la base naval de Tartús, la única rusa en el Mediterráneo (bien que los barcos rusos se mantengan, por ahora, alejados de la costa). También peligran otras instalaciones complementarias localizadas, entre otras zonas: en el norte, en Ayn al Tineh-Jurih-Salma; en el sureste, entre Damasco y Daraa; y sobre la línea del río Éufrates, entre Al Kasrah y Ayyash. Una crítica situación que aconsejaría contrapesarse con un incremento, en las próximas semanas, de las acciones ofensivas rusas en territorio ucraniano.La reunión de Putin con Lukashenko , el pasado viernes, en Minsk, ha tenido una importancia singular. Ha enviado un mensaje de reforzamiento de la alianza ruso-bielorrusa, por el incremento de las garantías de seguridad entre ambas potencias. En el encuentro también se ha confirmado el despliegue sobre suelo bielorruso, en 2025, de los nuevos misiles rusos Oreshnik. Un despliegue adelantado que supondrá, en primera instancia, la posibilidad de alcanzar con esos misiles todo el territorio europeo, incluso con vectores de cabezas nucleares. Además, será la respuesta al reciente acuerdo germano-norteamericano de situar, en 2026, misiles de alcance intermedio norteamericanos sobre suelo alemán. Y, también, mostrará la predisposición del Kremlin para enfrentarse a cualquier amenaza que pretendiera «robarle» la victoria en territorio ucraniano. El ministro de asuntos exteriores ruso, Lavrov, en la conferencia de la OSCE, en Malta, celebrada la semana pasada, lo expresaba así: «EE. UU. y sus aliados deben entender que estaríamos dispuestos a utilizar cualquier medio, para no permitirles tener éxito en eso que llaman la derrota estratégica de Rusia».

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