«La arquitectura de seguridad europea tal como existía desde la caída del Telón de Acero ya no existe», ha constatado Friedrich Merz , al definir la vocación de Alemania como potencia destinada a hacer frente al «eje de las autocracias», en el que incluye a Rusia, China y Corea del Norte . En este nuevo orden global, Merz llama a alejarse de la nostalgia y el romanticismo de momentos históricos pasados y a actuar con «pragmatismo y de acuerdo a los propios intereses». Tal como él concibe el concepto de «Occidente», se trata de un «entorno normativo», y ha intentado poner sentido común a la reacción alemana a las pretensiones estadounidenses sobre Groenlandia. «No son intereses territoriales contra Dinamarca ni contra la UE, sino contra la ambición rusa y china», ha traducido a Trump . No en tono de campaña, sino en tono de Estado, ha prometido una recuperación de la fiabilidad internacional de Alemania, de cara al resto de países socios y amigos, y ha llamado al sentido común en la relación con Donald Trump. «Europa no puede ser un conejo asustado frente a la serpiente de Estados Unidos», ha ironizado sobre las posturas demasiado pesimistas respecto a la nueva Administración estadounidense. «Europa tiene sencillamente que hacer su tarea», ha zanjado, y ha deslizado la conveniencia de un acuerdo comercial trasatlántico.Si llega a la Cancillería alemana tras las elecciones adelantadas del 23 de febrero, el líder de la Unión Cristianodemócrata (CDU) quiere reorientar radicalmente la política exterior y de seguridad alemana. Ante los crecientes desafíos que plantean los Estados gobernados autocráticamente, Alemania necesita un «giro de política» y debe volver a ser capaz de actuar, ha dicho en la Fundación Körber de Berlín. Para ello, ha anunciado que creará un Consejo de Seguridad Nacional en la Cancillería Federal, que se convertirá en el «eje» del proceso de toma de decisiones del Gobierno Federal, además de adelantar un cambio de estilo de métodos de trabajo. Sin citarla explícitamente, respondía así a la variedad de líneas contradictorias en política exterior que ha mantenido durante la última legislatura la «coalición semáforo» de Olaf Scholz , un gobierno que tenía diferentes posturas internacionales dependiendo de si hablaba la Cancillería, el Ministerio de Exteriores o el de Desarrollo. «En estos últimos años, pero no sólo en estos últimos años», ha extendido discretamente la crítica por la falta de consistencia que a su juicio se dio también en las cuatro legislaturas de Angela Merkel. «Ante cada crisis internacional que se presente, Alemania ha de ser capaz de tener una postura clara y firme, defenderla y, una vez tomadas las decisiones, actuar en consecuencia, debe ser un país fiable», ha dicho, sin citar la salida apresurada de Afganistán.Noticia Relacionada estandar Si Noruega es criticada por sus vecinos por beneficiarse de la guerra en Ucrania Rosalía Sánchez La mayor compañía de gas de Noruega, con un 67% de participación estatal, triplica su beneficio neto en el segundo trimestre hasta el equivalente a 6.700 millones de euros «No más discusión en público entre los miembros del gobierno alemán», ha resumido su estilo de trabajo, de acuerdo al que pretende además involucrar en las decisiones a las fundaciones, universidades y \'think tank\' alemanes. También ha prometido que Alemania estará más activa en Bruselas, con presencia constante y voz en las comisiones. «Lo que en Bruselas llaman ya el voto alemán se terminó», ha dicho, en referencia a la frecuenta abstención en los debates de los comisarios germanos, «y serán comisarios que hablen bien inglés». También ha sugerido que el nombre de su partido, cristiano, estará presente en la política nacional que las partidas de Desarrollo estarán coordinadas con las prioridades estratégicas, como la lucha contra la corrupción y la inmigración ilegal o los intereses de las empresas alemanas.La guerra de agresión rusa contra Ucrania fue «más que un punto de inflexión» supone para él »una auténtica ruptura histórica». «Y Alemania debe reaccionar ante esto. Estamos viviendo una era emergente de un nuevo conflicto sistémico entre democracias liberales y autocracias antiliberales», ha descrito el nuevo orden. Con China, Rusia, Irán, Corea del Norte y otros, ha surgido «un eje de autocracias» que ejerce «una influencia desestabilizadora en todas las regiones del mundo», ha justificado la necesidad de rearme. Ha evitado rechazar la exigencia de Donald Trump, de un gasto militar del 5% del PIB, y se ha mostrado reacio a apostar por un porcentaje concreto. «Lo que está claro es que debemos cumplir con el 2% a que nos hemos comprometido y, a partir de ahí, seguir aumentando, pero no creo que lo definitivo sea una cifra, sino cómo se gasta el dinero. Tenemos que mejorar mucho en eso, ahí tienen el ejemplo de los Taurus», ha dicho, y ha llamado a «simplificar y estandarizar» los procesos de fabricación y compra de armamento, tanto en Alemania como en la UE.Merz habla con la prensa EFE «Queremos la paz, pero qué paz queremos?, se ha preguntado sobre Ucrania, «una paz basada en la libertad y en la seguridad, no en el neoimperialismo ruso, una en la que Ucrania mantenga su territorio, su soberanía, su democracia y su libertad, y por lo que he podido hablar con Donald Trump en los últimos días, Estados Unidos no lo ve muy diferente», ha sugerido. Ha garantizado que «Alemania no será parte de la guerra, pero mantendrá su apoyo firme tanto humanitario y financiero como diplomático y militar» a Kiev.Tras reafirmar su europeísmo, ha prometido recuperar las relaciones con Francia y con Polonia, hoy en sus momentos más bajos, en la tradición de Helmut Kohl. Ha declarado su intención de definir mejor la relación con China e intensificar la actividad diplomática con los países árabes, en materia energética, tecnológica y de inversiones, y de que Alemania esté más presente en el pacífico. Y sobre todo ha prometido recuperar una «cultura estratégica», que vaya más allá de objetivos loables y que ponga en marcha soluciones. «Un ejemplo de esto, Oriente Próximo. La solución de dos Estados a la que nos adherimos, ¿cómo se implementa? Hay que especificar los pasos», ha señalado, no sin hacer una defensa rotunda del apoyo a Israel. «Les voy a ser muy sincero: el hecho de que el primer ministro de Israel no pueda visitar Alemania porque sobre él pesa una orden del Tribunal de La haya, es inimaginable. No es un Milosevic, que masacró a su propio pueblo, es un político legitimado democráticamente en las urnas de su país y no puedo aceptar eso».